Es la hora de dar ¡el 300 por cien!
Eran las seis de la tarde y desde el trece de marzo, no había salido
de casa. Hoy hablo en primera persona. He llevado el confinamiento al
pie de la letra, he intentado aprovechar el tiempo al máximo, he vivido
en familia, me he dedicado a estudiar, escribir, hablar, compartir
muchos ratos con personas que necesitaban conversar, haciendo posible
que los días pasaran con la mayor vehemencia posible.
Como diría Alaska en sus mejores momentos, alguien podrá pensar: “¿A
quién le importa lo que yo haga? ¿A quien le importa lo que yo diga? Y
efectivamente así es, pero la canción nos sigue advirtiendo: “Yo soy
así, y así seguiré, nunca cambiare…” y al pasear en este primer contacto
con mi Casinos, con NUESTRO CASINOS, me he encontrado con la cruda
realidad, que me transportó a la mente otra estrofa de una canción de
Alaska y Dinarama: “¿Cómo pudiste hacerme eso a mí?” y la canción lo
narra: “La calle desierta, la noche ideal. Un coche sin luces no pudo
esquivar. Un golpe certero y todo terminó entre ellos de repente.” Me
quedo con la primera frase, la calle desierta, el pueblo desierto…
apenas casi nadie por las calles y todos atendiendo las medidas de
seguridad. Somos un pueblo obediente.
Pero el camino que une el respeto con la prosperidad, ofrece aspectos
que a mi entender han de ser tenidos en cuenta. Vuelvo al Casinos de
1970, cuando el periódico las Provincias publicaba en julio de ese año
una página dedicada a Casinos escrita por Mª Ángeles Arazo, que
ensalzaba así a Casinos: “La entrada al pueblo, discurre entre
escaparates de bolsitas de peladillas; se huele a dulce, a <coques
ensaxinaes> recién cocidas con la sabia medida del azúcar, la canela y
la manteca de cerdo. Aunque es de noche, reina animación en las calles y
de un modo especial en el casinos, que hoy citó a los músicos para el
ensayo de las 11…”
Hoy cincuenta años después, el día dos de mayo, la carretera
desierta, ni un solo coche, las casas de dulces cerradas, sin olor a
coques ensaxianes, no reinaba ninguna animación por ningún sitio, y con
esa mezcla agri-dulce de un de todo sin luces y todo encerrado, como lo
expresa la canción “de repente.” De repente, todo se paró.
Creo que ese Casinos, no lo queremos nadie, pienso que es el momento
de reinventarnos, creo que tal como vayan avanzando las fases para
volver a la vida normal, hay que replantarnos el presente y fortalecer
el futuro. Nunca fue buena la resignación: ni ante una muerte es bueno
resignarse. Nunca hay que tirar la toalla, siempre tenemos la opción del
paso al frente, si hay marchar hacia atrás que sea para coger impulso y
seguir adelante.
Igual que cuando llega agosto decimos ante las fiestas patronales,
¡Es tu hora Casinos! Y lo damos todo, en estos momentos que tenemos que
son el inicio, el volver a despertar, también es la hora de darlo todo.
En muchos comentarios, escritos, normas, he leído la aterradora
expresión del 30%, pero yo pienso que a esa cifra hay que añadirle un
cero más y actuar, ¡es la hora de dar el 300 por cien!
Hemos de ser incisivos, elocuentes, pasar del pensar al actuar,
porque un Casinos en blanco y negro, es un Casinos triste. El futuro,
las generaciones que vienen, necesitan un Casinos en color, ya sabemos
que las cifras del PIB son malas, ya sabemos que no hay un dato bueno,
ya sabemos casi todo lo que nos dicen, los malos mensajes que
recibimos, pero la voluntad es más fuerte que todo eso.
Casinos es un pueblo trabajador, próspero, luchador, noble, un pueblo
que supo nacer rodeado de gigantes, y que se ha consolidado como un
referente, tenemos potencial, tenemos historia, tenemos un nombre que
nos lo hemos ganado a pulso, es el momento de hacerlo valer y es el
momento de volver a plantearnos como vamos a seguir adelante, eso solo
lo podemos hacer luchando para ser nosotros los que lo hagamos posible
dando el trescientos por ciento, porque es la única fórmula para
prosperar.
La hidalguía de los pueblos se mide por la tenacidad de sus
habitantes, todas y todos queremos salir de esta, que no nos duelan
prendas para no caer en la tristeza, que toda nuestra energía sea para
que Casinos, vuelva a ser el centro de todas las miradas con la fuerza
de la prosperidad. Estoy seguro, que lo vamos a conseguir, porque la
esperanza es la primera razón para darlo todo.
JOSÉ SALVADOR MURGUI. Cronista Oficial de Casinos. Académico de la R.A.C.V.