Ladrillo del Horno. /JSM
Documento de 1839. / JSMCon motivo del 177 Aniversario del Nacimiento de Casinos, y
recordando siempre la figura de Juan Rocher y su esposa Andrea Murgui
Muñoz, en esta crónica, haré constar un documento del día 18 de octubre
de 1839 en el que dice textualmente:
“Confieso, Yo Bernardo Murgui Lavrador y Vecino de la Aldea de
Casinos, haver vendido á el Sr. Juan Rocher vecino de la misma un Pajar
a espaldas del Orno nuevo, lindante con Florencio del Patrocinio en
precio de Cuarenta y Nueve libras, cuya cantidad confieso haver recibido
del modo siguiente: treinta y cuatro libras en un pedazo de tierra sita
en la partida de Ferriol, de cavida de dos jornales y cuatrocientos
zepos poco mas ó menos, lindante con Miguel Tomas y co heredad de la
Casa de Campo y las restantes Quince livras en dinero; Y para que conste
y sirva de resguardo, interin se hace la Escritura le doy el presente
en Casinos á 18 de octubre de 1839.
A ruegos de dicho Bernardo y como testigo Manuel Pagán. [Firma legible]”
Y el día 16 del mismo mes y año también hay otro recibo que dice lo siguiente: “Recibí
de José Muñoz Llabata cincuenta libras por la benda de unas garroferas,
y higueras en la partida del Partidor, y para que conste firmo en
Casinos a 16 de octubre de 1839.”
A la vista de estos documentos queda claro que el Horno Público Nº 1
de la Plaza Mayor, fue obra de Juan Rocher en el año 1838. El
matrimonio de Juan Rocher y Andrea se celebró en 1825, y en el año
1838, ya tenía siete hijos, su hija Andrea nació el 29 de noviembre de
ese año, por tanto según contaban las Hermanas Muñoz, últimas
propietarias del Horno, que también eran descendientes de una de las
ramas de la familia Rocher-Muñoz, explicaban “el abuelo Juan, al tener
tanta familia hizo un horno para el sustento familiar y para vender pan
a los vecinos de Casinos…”
Una hija de Juan y Andrea: Josefina Rocher Murgui, de casa con
Bernardo Esteban Usach, de ese matrimonio nació Bernarda Carlota
Esteban Rocher que contrajo matrimonio con Juan Antonio Muñoz Murgui, y
su hija Carmen Muñoz Esteban (1885-1966) se casó con Eusebio Muñoz
Hernández ( 1885-1954), y fruto de ese matrimonio, nacieron Carmen,
Eduardo, Rogelia, José Vicente, Mª Rosa e Isabel, que junto a sus hijos,
sobrinos y nietos han mantenido esa puerta abierta desde entonces hasta
hoy. Es difícil olvidar nuestra niñez, las tardes en la plaza, las
ensaimadas, rosquilletas, las cocas y “cocas en oli”, o las artísticas
monas de pascua que trabaja la tía Mari (María Rosa).
Es fácil recordar primero al tío Baltasar al despuntar el alba detrás
del mostrador, y después a Eduardo; hace muchos años había una jaula de
plástico con un periquito azul que animaba aquel expendedor de pan y
tabaco; los que hemos vivido las noches de la plaza, la fresca, los
conciertos, las semanas culturales, sabíamos que en la puerta del horno
teníamos un palco, donde siempre había sitio en aquellos alargados
bancos de madera, o en las sillas y mecedoras que llenaban aquella ancha
acera.
Es uno de los muchos legados que nos dejó nuestro primer Alcalde y su
familia, legado laboral, social, y legado sentimental. El Horno de la
plaza, ha sido un referente histórico, el Reloj de sol en su fachada
contemplando el devenir de la historia, el ladrillo sobre la puerta
lateral con la fecha, y este pequeño documento que nos hace descubrir
las diferentes ampliaciones de la casa para adquirir la configuración
actual. Tengamos en cuenta que si la Casa de Blas Casino, era la posada o
masía que dio inicio a Casinos, a su alrededor fue creciendo el pueblo,
pero a la hora de construir los edificios, no podemos perder de vista
que el Pozo público está muy cerca, y fue obra de Mosén Juan Murgui. Las
casas vecinas hasta llegar a la iglesia, son de la familia Rocher, las
casas que ocupaba desde la Plaza de la Iglesia a la calle de santa Ana,
era propiedad de Francisca Usach Muñoz, de la calle santa Ana hasta la
Plaza del Rosario también de la familia Murgui Muñoz, y muchas de las
otras viviendas que componen la plaza Mayor, pertenecieron a esta
familia y sus descendientes.
Por tanto, Andrea Murgui Muñoz, fue la dama fundadora de esta saga.
Como he dicho muchas veces, Juan Rocher tuvo el gran privilegio de
estar al lado de una gran mujer, seguramente muy valiente, enamorada de
Casinos, porque desde aquella época ya supieron dar y elegir el mejor
trazado de calles y plazas con buena amplitud para hacer un pueblo
grande y próspero, igualmente, muchos de los primeros comercios que se
instalaron en el nuevo Casinos, estaban regentados por los descendientes
de esta familia, y quiero poner la nota dulce en estos días tristes,
otro hijo ilustre de Casinos, Manuel Jarrín, se casó con una nieta del
primer Alcalde, Carmen Murgui Jarrín a la edad de 16 años.
Gracias Juan y Andrea, por legarnos tanta historia, por legar
prosperidad, y por encima de todo, por no haber roto el eslabón del
camino que empezó Mosén Juan Murgui, continuó con aquellos propietarios
de la Masá de Muñoz: Julián Muñoz y su familia, que contra toda
adversidad se mantuvieron firmes hasta conseguir para Casinos la
demandada independencia, y a partir de ese momento ser el pueblo
trabajador, fecundo, diligente y ejemplar que nos ha visto nacer y
crecer como hijos y vecinos de nuestra tierra.
Gracias a todas esas buenas personas que han guiado la historia de
Casinos haciendo posible un Casinos que ha podido afrontar el siglo XIX,
el XX y esperamos que con grandeza afrontemos el siglo XXI y
siguientes, pudiendo superar los momentos difíciles que nos angustian,
porque somos herederos de un pasado glorioso y sabemos mirar el futuro
con esperanza.
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