Varias personas cruzan una calle de Sedaví anegada el día después de la dana. EFE/Miguel Ángel Polo/Archivo
La DANA que azotó recientemente la provincia de Valencia ha dejado tras de sí un rastro de destrucción material, desolación emocional y una certeza: no estábamos preparados. Y lo que es peor, no se ha actuado con la diligencia que la gravedad del episodio exigía. Pasados ya 5 meses, aún hay numerosas cuestiones clave sin resolver o directamente olvidadas por parte de las administraciones competentes. Es hora de poner sobre la mesa las carencias y exigir soluciones.
1. Un plan coordinado y financiado por el Gobierno de España y la Unión Europea
La magnitud de los daños no puede recaer solo en hombros de los ayuntamientos ni de la Diputación o la Generalitat. Urge un plan integral, dotado presupuestariamente y con un calendario concreto, para reconstruir los municipios y blindarlos frente a futuras catástrofes. Fue el Estado español el que no hizo las obras proyectadas y, por tanto, le corresponde al Gobierno de España apechugar.
2. Ejecución inmediata de obras en barrancos y ríos como el del Poyo o la Saleta
No podemos permitir que los mismos puntos negros sigan siendo focos de tragedia. Estos cauces deben ser acondicionados, canalizados y protegidos para evitar que vuelvan a desbordarse con consecuencias devastadoras.
3. Reparación urgente de miles de ascensores estropeados
Especialmente en municipios del área metropolitana de Valencia , cientos de vecinos —muchos de ellos mayores o con movilidad reducida— llevan meses atrapados en sus casas sin poder salir por la avería de ascensores inundados. ¿Hasta cuándo?
4. Un plan de choque psicológico
La salud mental de quienes lo han perdido todo no puede quedar relegada. Necesitamos equipos de atención psicológica en todos los municipios afectados, con especial atención a niños, mayores y personas vulnerables.
5. Salvar l’Albufera de València
El humedal más emblemático de la Comunitat Valenciana ha salido aún más degradado tras la DANA. Más vertidos, más turbidez y un impacto brutal en su ecosistema. Las palabras no bastan: hacen falta actuaciones concretas, coordinadas y urgentes para su regeneración.
6. Ayudas directas a comercios, empresas y viviendas de planta baja
Muchos negocios aún no han podido reabrir. Muchas familias lo han perdido todo. Es el momento de que las ayudas lleguen ya, no dentro de meses. El tejido económico y social de estos municipios depende de ello.
7. Mejora integral de las infraestructuras
Calles que se inundan a la mínima, redes de alcantarillado colapsadas, carreteras impracticables. Hay que invertir en infraestructuras resilientes que estén preparadas para episodios climáticos extremos. Hace falta un remozamiento de calles y plazas, devolver la belleza al entorno urbano.
8. Un plan de promoción turística para reactivar el comercio local
Muchas zonas han visto mermada su imagen como destino. Una campaña institucional potente puede atraer visitantes, generar consumo local y ayudar a revitalizar los municipios afectados.
9. Mejora de los sistemas de alerta y respuesta rápida
Los vecinos no pueden enterarse de lo que está pasando por redes sociales o por el boca a boca. Los sistemas de alerta temprana deben mejorar y las administraciones deben coordinarse mejor para activar protocolos con agilidad.
10. Creación de una oficina única para gestionar las ayudas y la información
Los afectados no pueden ir de ventanilla en ventanilla. Una oficina centralizada, con personal especializado, debe canalizar trámites, facilitar información y garantizar la transparencia y eficacia del proceso.
Es momento de actuar. No basta con visitar las zonas afectadas ni lanzar declaraciones bienintencionadas. Los municipios damnificados merecen respuestas, soluciones y respeto. La reconstrucción no puede esperar más.
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