Chelo Poveda, Portavoz de Podem València./EPDA Hemos visto y leído estos días muchas tribunas de opinión mediáticas en televisión y prensa, cuestionando la futura baja por regla dolorosa, incapacitante. Muchas de esas tribunas con voz de hombre que, aunque a veces no distingan entre ovario y óvulo, saben gestionar(nos) las reglas de las mujeres a las mil maravillas, incluidas por supuesto las reglas dolorosas. Casualidad que esas tribunas masculinas y masculinizadas casi siempre son de la bancada de la derecha.
¿Cómo se mide el dolor? ¿Cuál es el punto del dolor incapacitante? Todas (y todos) hemos sentido dolor, sabemos perfectamente lo que es el dolor y seguramente todas (y todos) hayamos sentido algún dolor tan intenso que nos ha impedido trabajar. Esta es la premisa de la baja por dolor menstrual, un dolor que impide trabajar.
No es una baja gratuita, no es una baja para que las mujeres nos cojamos dos o tres días libres como algunos se están apresurando a decir para desprestigiar este nuevo derecho. Se trata, ni más ni menos, de poner las cosas en su sitio. No hablamos de una regla normal o algo molesta, o incluso algo dolorosa que se solucione con un ibuprofeno esporádico, no, hablamos de una regla que nos produce pinchazos, dolor corporal, dolor de cabeza, náuseas, una regla en la que parece que nuestro cuerpo nos devore por dentro y hacia dentro... ¿Y por qué nosotras, cuando sentimos ese dolor menstrual tremendo que nos atenaza, nos vemos obligadas a soportarlo trabajando? ¿Por qué un señor con dolor cervical o lumbago tiene derecho a que este se le reconozca laboralmente y a no trabajar cuando le incapacita y nosotras nos vemos cuestionadas en el nuestro? ¿Por qué siempre tenemos que demostrar más?
¿Por qué nos tiene que penalizar, como han dicho incluso algunas compañeras de otros partidos, el establecimiento de una modalidad de baja laboral por un dolor que incapacita? ¿Acaso los hombres no pueden sentir dolores que les incapaciten? ¿Acaso alguien está libre de sufrir dolor? Insisto, ¿por qué nuestro dolor (incapacitante) tiene que ser sufrido y asumido con resignación y no puede ser tratado como lo que es? Suena incluso un poco a moralina judeocristiana: el dolor menstrual es el pago por el pecado original y debemos sufrirlo... ¡Qué manzana más cara, demonios!
El derecho a la baja por regla incapacitante está reconocido desde 1947 en Japón y también en otros países con una regulación laboral menos desarrollada que la nuestra como Indonesia o Zambia. Aquí, en España, los sindicatos han logrado que en algunos convenios del sector público, como en los ayuntamientos de Castellón o el de Girona, se reconozca el derecho a una baja de tres días. ¿Y saben que ha pasado en todos estos lugares...? Nada. Nada de nada fuera de lo normal. Las mujeres siguen yendo a trabajar con normalidad y todo se ha mantenido en pie.
Me gusta pensar que este derecho que pronto conquistaremos, amigas y amigos, será parte del legado que dejamos las mujeres de hoy (también las que no tenemos la regla, pero bien sabemos lo que es) para las mujeres de mañana. Una lucha que va de acumular fuerzas, de seguir conquistando espacios y derechos, de seguir empoderándonos de nuestros cuerpos y empoderar a las que vienen. Por qué esto va, como decía Beauvoir, de vivir individualmente y ser libres y de luchar colectivamente para tener derechos. ¡Sí, se puede, compañeras!
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