El
23 de febrero se conmemoró el 30 aniversario del fallido
golpe de Estado. Tiempo más que suficiente para olvidar, ¿o
no? Existe un estudio de Metroscopia en el que se explica que, lejos
de olvidar, el recuerdo de aquel día sigue más que patente en la
memoria de quienes lo vivieron. La razón se debe a que la
mayoría piensa que mantenerlo en el recuerdo ayudará a que no
vuelva a suceder.
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Y
esto es lo que han hecho los alcaldes de la comarca,
quienes han explicado a EPDA cómo se enteraron y qué sintieron al
conocer la noticia del golpe de estado más chusco de la historia.
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Un
jovencísimo Pepe Andreu, alcalde de Albuixech, se acababa de
casar el 20 de febrero. El día 23 comenzaba su viaje de novios,
destino a Canarias. Un vuelo que tan sólo tenía que durar dos
horas, y se alargó hasta casi cinco. “Subimos al avión
en Sevilla ya que salimos de casa de unos amigos. De allí
volábamos directamente a Canarias. Sin embargo, nos pararon en
Málaga. Allí nos soltaron a todos, sin darnos ninguna
explicación, en un aeropuerto en obras, desastrado. A los 15
minutos nos volvieron a subir, sin explicación tampoco. Casi a
las 22 horas llegó el avión de Pepe a su destino. Allí, en el
aeropuerto, y al cruzarse con gente que llegaba, se enteraron
del por qué de su ajetreado vuelo.
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El
alcalde de Moncada, Juanjo Medina, tenía 17 años. Al salir del
instituto con unos amigos se fueron a los Scouts y al regresar a
casa, ‘‘me sorprendí de ver unos coches militares por las calles
de Valencia. Pensé que sería el día de las Fuerzas Armadas o algo
así, hasta que llegué a casa y mi madre me contó qué estaba
pasando’’. Allí se marchó con unos amigos y estuvieron
escuchando la radio, ‘‘pero sólo ponían marchas
militares’’. ‘‘Mi madre les dijo a mis amigos que se fueron a
casa’’. La noche fue muy larga y angustiosa, hasta que el
Rey salió por televisión. ‘‘Entonces nos fuimos a dormir.
Mi madre tenía que empezar a trabajar a las 5 de la madrugada y no
sabía si podría ir o no, pero tras el discurso del Rey se acostó y
se levantó a trabajar’’.
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José
María Aznar, alcalde de Museros, recuerda que se enteró de la
noticia por la tele. “Me pilló en casa, con mi mujer y mi
hija. Me pequé al televisor y encendí la radio, desde donde
llegaba la información con cuentagotas. Sentí preocupación y
pasé la noche en vela’’.
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Quien
sí se enteró y bien, ya que vivía en Valencia fue José Vicente
Martí, el máximo representante de Puçol. El mismo se
encontraba en el municipio dando clases en el colegio, cuando les
avisaron de los sucedido. “Cogí el coche y me marché hasta
mi casa, en Valencia. Enseguida llamé a mi mujer que estaba
trabajando y no salía hasta las 10 de la noche. Lo pasé mal sobre
todo hasta que llegó a casa. Cuando llegó me dijo que la ciudad
estaba vacía y que había recorrido varios kilómetros con los
tanques al lado”.
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Por
su parte, el alcalde de Rafelbunyol, Jaime García, prefiere no
recordar mucho. “La verdad es que no me gusta recordar aquel
día. Sí que es verdad que estuve pegado frente al televisor y la
radio toda la tarde y noche esperando a ver qué pasaba, pero no
sentí miedo. Más bien inquietud por saber que aquello que nos
había costado tanto lograr se podría tambalear. Pero aquello ya es
pasado y prefiero olvidarlo y centrarnos en el presente, que es
lo importante”, comenta.
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Uno
de los alcaldes más jóvenes de l’Horta, Miguel Bailach, al mando
del Consistorio de Massamagrell, ha contado a EPDA: “tenía
casi 8 años y estaba de cumpleaños de mi prima hermana, que
cumplía 9. De repente vimos a los mayores inquietos,
preocupados y supimos que pasaba algo, pero no sabíamos el qué.
De repente el cumpleaños se terminó y nos dijeron que nos teníamos
que ir a casa. Al salir a la calle vi camiones y tanquetas con
militares y dije: Papá, mira qué chulo, cuántos militares,
esto no lo había visto yo nunca antes!!! ‘‘Y de repente
-recuerda-mi padre me arreó un cachete, me metió en el coche y
al llegara casa me tuve que ir a dormir mientras ellos se quedaron
en vela toda la noche”.
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Desde
lejos. Así sufrió José Miguel Tolosa, el alcalde de El Puig la
noticia sobre el golpe de estado. “Tan sólo tenía 6 años y
además vivía en Bélgica. Mi madre vino a por mi al colegio
acalorada, con prisas y me dijo: Niño, vámonos para casa que
en el trabajo me han dicho que en España ha habido un golpe de
estado y Valencia se ha llenado de tanques”. Miguelito y
Teresa se fueron corriendo a casa y con la radio, la tele, y en
contacto directo con sus familiares valencianos, sufrieron,
desde Bélgica, la noticias. El pequeño José Miguel, asustado,
pensaba en cómo se encontraría Valencia, la ciudad de su
familia y sus vacaciones, a su vuelta en el verano tras el paso
de los tanques.
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Héctor
Bueno, alcalde de Foios, recuerda este día como aquél en el que sus
padres le prohibieron tajantemente salir de casa. “Yo tan sólo
tenía 9 años, así que al salir del colegio vinieron a buscarme y
directamente me llevaron a casa. Me dijeron que no podíamos ir
a jugar, como las otras tardes, que teníamos que ir a casa”. Así
que, resignado y haciendo honor a su apellido, se encerró en
casa. Su preocupación, recuerda, es que “no había absolutamente
nadie por las calles. Yo no sabía qué pasaba, pero nunca había
visto las calles de mi barrio tan desiertas”.
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El
alcalde de Meliana, Blas Devís, ha recordado que “yo estaba
trabajando en el campo y me enteré de lo sucedido porque para
no aburrirme ponía la radio del coche. Reaccioné bastante
bien pero me asusté por si la cosa pudiera pasar a mayores.
Cogí los trastos me fui a casa a esperar, como todos los
españoles, a tener nuevas noticias’’.
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La
alcaldesa de Quart de Poblet, la socialista Carmen Martínez, estaba
en clase de la Facultad de Medicina, en prácticas de Biología,
cuando el profesor les dijo que se marcharan a casa. ‘’No
nos dijo nada y me marché en coche con un compañero. Paramos
en una gasolinera, en la Torreta, y nos dijo el gasolinero que
nos fuéramos pronto a casa que había habido un golpe de
Estado? ¿Dónde? Le preguntamos, pensando que había sido en otro
país’’.
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Después
cogió el autobús hasta Quart de Poblet y ‘’lo que más recuerdo
es la tensión y el silencio. Cuando llegué estaban
esperándome mi madre y mi tío, que era concejal socialista, y
que lloraba porque habían anulado varias reuniones previstas en el
primer ayuntamiento democrático. Todavía me emociono
cuando pienso en las palabras que le decía a su hija’’.
‘’Esa noche fuimos a casa de mi tío y mi madre le ofreció
dinero para salir del país. Tenía mucho miedo. Fue una noche
muy larga y comenzamos a respirar aliviados cuando vimos al Rey
en contra del golpe de Estado’’, prosigue. La alcaldesa
también recuerda ver pasar por su municipio los tanques que se
dirigían hacia Valencia.
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En
suma, un día para no olvidar.
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