Rafa Escrig i Fayos.
En nuestra sociedad
se han instalado dos palabras, dos conceptos más exactamente, que están
llamados a encarnar el mayor cambio cultural de nuestro siglo, si es que
realmente se consigue. De momento, pretenden un cambio en nuestra forma de
pensar y de actuar. Se trata de dos palabras que intentan convertirnos a todos
en personas excelentes, de transformar la tierra en el Paraíso que debería
ser. Dos palabras que se han colado en el pensamiento de todas las clases
sociales: gobiernos, asociaciones, artistas, periodistas, comerciantes… Todos,
al parecer, están convencidos de que son el remedio para nuestra
supervivencia, y así lo creo yo también. Se podrían considerar los principales
mandamientos de la nueva religión. No les mantendré más en el suspense. Las
palabras son: sostenibilidad y solidaridad. Ahora que ya lo saben, supongo que
todos estarán de acuerdo en que son unos excelentes primeros mandamientos.
En nuestra sociedad
de siempre, la de hace cuarenta o cincuenta años, no existía eso de la
sostenibilidad, quizá no había nada que sostener o no nos dábamos cuenta, pero
ahora todo se hace mirando la sostenibilidad, o al menos, haciendo como que
miramos por ella: la energía, los bosques, las construcciones, el planeta
entero, todo está bajo la lupa y la etiqueta de la sostenibilidad, pero ¿se
cumple? Este mes pasado leí en el periódico un titular sobre una “falla
sostenible”. Creo que expresiones así, quedan tan ridículas, que quizá se
consiga el efecto contrario, porque yo les pregunto a ustedes: ¿qué es una
falla sostenible? Como no fuera que estuviera hecha con cartones y trastos
viejos, como se hacían antaño… pero seguro que no es así.
En cuanto a la
solidaridad. Para qué hablar de la solidaridad. No quiero ponerme a recordar
la religión otra vez, pero todos sabemos lo que dijo al respecto un tal Jesús
de Nazaret hace más de dos mil años. Y después de tanto tiempo, ¿no estaremos
desvirtuando el término? ¿Se han dado cuenta de cuantas cosas hay con el
marchamo de solidarias? Vean: conciertos solidarios, exposiciones, carreras,
partidos de futbol, campañas, iniciativas, juegos, economía, sí, sí, economía
solidaria (que me lo expliquen), paella solidaria y, hasta justicia solidaria
que más parece una broma de mal gusto, puesto que la justicia es sólo justicia
o no lo es.
La solidaridad es un
sentimiento muy noble y elevado y de tratarlo con esa ligereza, lo estamos
devaluando. La sostenibilidad, por su parte, es algo vital para nuestro mundo,
pero que no se cumple. ¿Qué hacemos, pues, con tantas contradicciones.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia