Bajo el lema "Epilepsia, esa gran incomprendida: ayúdanos a
integrarla paso a paso", la unidad médica básica de epilepsia, del
servicio de neurología del Hospital General Universitario de Alicante,
ha organizado un plan de divulgación de la enfermedad que comenzará el
próximo 4 de noviembre. El objetivo principal es que la población
general conozca la verdadera naturaleza de esta enfermedad y la manera
más conveniente de tratarla; y, sobre todo, aclarar y desmentir ideas y
conceptos que tradicionalmente han estigmatizado socialmente a estos
pacientes.
La presentación y puesta en marcha del proyecto
tendrá lugar en el salón de actos del edificio Puerta Ferrisa del
Ayuntamiento de la capital, a las 18,30 horas. Durante los próximos
meses, las charlas informativas se extenderán al resto de los centros
comunales de los barrios y, posteriormente, a los colegios alicantinos.
En
Alicante, casi 2.000 personas padecen epilepsia. En el área de salud
del Departamento de Salud Alicante-Hospital General se diagnostican
entre 70 y 120 casos nuevos, con una incidencia acumulada a los 80 años
del 3%.
La epilepsia, segunda causa de consultas externas
de Neurología, es una enfermedad crónica de causa cerebral cuyos
síntomas son las crisis epilépticas. Estas crisis se desencadenan por el
exceso de actividad eléctrica de un grupo de neuronas hiperexcitables.
Puede afectar a funciones como el movimiento, el comportamiento o la
conciencia.
"Hasta un 8% de la población general en un
momento determinado de su vida es susceptible de tener una crisis
epiléptica causada por fiebre elevada, diabetes, otras enfermedades
sistémicas, estrés, consumo de alcohol o drogas", explica la doctora
Montserrat Asensio, responsable de la unidad.
Aproximadamente
el 70% de los pacientes con epilepsia pueden quedar libres de crisis
con la mediación antiepiléptica y, por tanto, pueden hacer vida normal.
Por otro lado, entre el 30% y el 50% de pacientes pueden ser
susceptibles de retirar la medicación en un momento dado, especialmente
aquellos que tuvieron pocas crisis antes de iniciar el tratamiento.
A
lo largo de la evolución de la humanidad, la epilepsia ha estado
rodeada de un halo de misterio. Las personas que padecían esta
enfermedad no podían ser tocadas por miedo a ser poseídos o contagiados.
En la Edad Media, incluso, eran quemados en la hoguera.
Es
importante destacar y aclarar, por tanto, que la epilepsia es una
enfermedad cerebral no contagiosa; que los pacientes no suelen ser
agresivos ni violentos; que los pacientes no se ahogan ni se tragan la
lengua durante las crisis. Además, hay que puntualizar que la epilepsia
no provoca retraso mental o demencia ni cambia la apariencia física.
"Los
epilépticos pueden hacer deporte, con algunas limitaciones, conducir,
con un cumplimiento terapéutico, y trabajar como todos los demás. Y, las
mujeres con esta enfermedad pueden tener hijos con la única precaución
de que su neurólogo le adecue la medicación más segura tanto para la
madre como para el niño", recalca la doctora Asensio.
Cómo tratar la enfermedad
Para
el control de la enfermedad, hoy en día existen varios tratamientos
adecuados. Normalmente el tratamiento se inicia con los llamados
fármacos antiepilépticos. Con ellos se intenta eliminar la aparición de
crisis con los mínimos efectos secundarios posibles.
"Disponemos
de más de 20 medicamentos que actúan en distintos lugares del mecanismo
que causa hiperexcitabilidad neuronal. Cabe destacar que los fármacos
logran controlar las crisis en aproximadamente el 70-80% de las
personas. El otro 20-30% de los pacientes en los que no se consigue que
sus crisis epilépticas remitan tras probar varios antiepilépticos,
podría ser intervenido quirúrgicamente, según las circunstancias propias
del paciente," concreta la doctora Asensio.
Otra
alternativa de tratamiento es la dieta cetogénica o la dieta Atkim que
consiste en un plan de comidas que provoca un cambio químico en el
cuerpo para ayudar a controlar la frecuencia de las crisis. Son dietas
con un alto nivel de grasas, escasa proteínas y prácticamente nada de
hidratos de carbono.
"La dieta debe ser confeccionada por
un endocrino y el paciente, que debe estar siempre controlado por su
médico, debe cumplirla escrupulosamente", explica la doctora Asensio.
La
estimulación del nervio vago (ENV) es otra alternativa que se ofrece en
el Hospital General de Alicante. Mediante una sencilla operación se
coloca bajo la piel del cuello un electrodo que estimula el nervio y
debajo de la piel de la región pectoral izquierda el generador de
impulsos eléctricos. El ENV ayuda a reducir el número de crisis entre un
20% y un 40% aproximadamente.
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