Quiero felicitar a todos
aquellos “abuelos Cebolleta” que puedan recordar, y contar, las
aventuras y anécdotas de su vida.
Recuerdos de juventud. De
nuestra niñez; el colegio. Aquel profesor que recordamos con
especial cariño; y otros que quizá recordemos por qué “nos
tenían manía”. Cada uno de nosotros tiene sus recuerdos, sus
experiencias vitales.
Quién no recuerda ese aroma a
pan recién hecho que olíamos al pasar por delante de la puerta del
horno, de leña, claro. Recuerdos de la “tía Manola” que nos
vendía los “palotes” o del estanco de la esquina donde nuestros
padres compraban los “celtas” o los “ducados”.
Una imagen que recordamos con
especial cariño es la de los padres disfrazados de Reyes Magos.
Igual que nosotros hemos hecho con nuestros hijos y nietos.
Recordamos con especial cariño
los días de verano en la Playa del Puerto con la familia y amigos.
Entonces no había ni socorristas ni nada. Ala..¡¡ A la aventura.
Recordamos la adolescencia con
una especial mirada hacia el pasado. La E.G.B., el Instituto cuando
hicimos el bachiller o los que fuimos a la Laboral para, al mismo
tiempo, aprender un oficio.
Después llegó la época de
las motos de “49”. Que recuerdos…¡ las de “carretera” o de
“cross”… con las ruedas de “tacos”. Los “vespinos” y
las “variant”.
Aquellas veladas de cine de
verano… en el “parque Victoria” o las sesiones de Discoteca en
“Caballo Loco”. Impagables recuerdos de juventud.
Y cuando nos sacamos el carnet
de conducir; recuerdos del primer coche que tuvimos. Seguro que “de
segunda” o tercera o cuarta para romper la mano. Quizá un “600”,
un “pato” o un “4L” algunos, pocos, un “124” o un “1430”.
Y cuando veíamos pasar un “Renault Fuego” por la calle, los
ojos nos hacían chiribitas.
Recuerdos del primer
“revolcón”; esa primera vez que lo hicimos a medias entre la
excitación y la vergüenza… entre la pasión y la ignorancia.
Nuestro primer trabajo.
Recordamos el primer sueldo ganado.
¿Y las ganas que teníamos de
cumplir los 21?, ser mayores de edad entonces, para independizarnos y
tener “nuestro piso de solteros”. Que ingenuos éramos...¡
Los viajes al pueblo. Con
aquel coche que se recalentaba y había que parar cada dos por tres a
echarle agua.
El día de nuestra boda. La de
nuestros amigos y familiares. Que recuerdos…¡
Cuando nacieron nuestros
hijos, sobrinos y nietos… extraordinarios esos recuerdos.
Pero un día, de repente, sin
previo aviso…
…La mente en blanco. Esto
es el ALZHEIMER. Sin recuerdos no hemos existido.
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