Acueducto de ChelvaEl acueducto de Peña Cortada en Calles
(Valencia), es uno de los atractivos turísticos que más gente atrae de la
provincia de Valencia. Así ha quedado patente con las restricciones de
movilidad, que han «forzado» a los ciudadanos a explorar su entorno más cercano.
Sin embargo, aunque la ruta parece ya
consolidada en Peña Cortada, no dejan de aparecer restos del
trazado de la infraestructura hidráulica en la zona. Ahora,
tres arqueólogos y dos operarios están limpiando unos 50 metros del trazado, al
este de Torre Castro. El director de la excavación, Juan José Ruiz, explica que
durante las prospecciones previas realizadas en 2017 se reconoció el terreno y se vieron indicios de que la
roca había sido tallada y la presencia de dos túneles. Además,
la cota utilizada por los romanos para su construcción coincidía, ya que estaba
ligeramente más baja que el resto del acueducto. Así, según el proyecto está
previsto excavar hasta 60 metros de trazado y comenzaron el 16 de octubre
gracias a la subvención de bienes inmuebles que les concedió la Conselleria de
Cultura.
Desenterrar las
paredes no ha sido fácil ya que según Ruiz, había tres capas: la superior era
un manto vegetal, la intermedia estaba compuesta por los arrastres de la
montaña y sobre la base del acueducto, limos, que es la mezcla entre el agua
estancada que quedó cuando se abandonó el acueducto y la tierra que se vertió
de la montaña. Una vez se retiró esa arcilla apareció la roca caliza tallada de
la infraestructura.
«Rodea Torre
Castro en dirección a Domeño, donde están los últimos tramos localizados del
acueducto y donde todo parece indicar que terminaba», señala Ruiz. «Eso de que llegaba a Valencia
no es verdad, comienza en el azud de Tuéjar y se extiende durante 28,6
kilómetros», esclarece el arqueólogo.
Según indica el director de la excavación,
donde trabaja junto a la arqueóloga Ana Sabater y
junto al catedrático de Arqueología de la Universidad de Valencia, José Luís
Jiménez, para la excavación se ha contratado a una empresa
local, por lo que «además
de ser un yacimiento arqueológico, es uno laboral, ya que se da trabajo a los
residentes de Calles», explica.
De entre todos los interrogantes que aparecen
en torno a esta obra, Ruiz tiene algunas hipótesis: todo parece
indicar que el acueducto tuvo un uso agrícola ya que según los escritos de
Vitrubio, estas obras, si llevaban agua para el consumo humano, solían estar
tapadas. No sucede así en este caso, ya que nunca se tapó. De ahí que pudiera
haber estado destinado a regar los campos de Villar del Arzobispo, donde se han
descubierto varias villas romanas que también tenían termas propias. «Eso dando por hecho que llegó
a entrar en funcionamiento, porque tampoco está demasiado claro»,
explica el arqueólogo.
Además de la excavación
también se colocarán nuevas tarimas de madera sobre el recorrido para evitar
que los visitantes, si se acumula agua de lluvia, utilicen las propias piedras
del acueducto para poder pasar, una práctica que las autoridades tratan de
evitar dado el alto número de personas que cada fin de semana realizan esta
ruta.
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