Los Gatos con Batas. NOELIA FOTÒGRAF“Por la amenidad con la que se presentan los fenómenos eléctricos, por el entusiasmo con el que se difunde la historia de una mujer científica del siglo XIX como ejemplo revolucionario y por la buena actuación de los presentadores, se concede Mención de Honor al trabajo titulado La inspiración de Mary Shelley”. Tomás Hernández y Aida Ivars se quedaron petrificados en la butaca.
Escucharon incrédulos las palabras con las que recibían la noticia de que habían recibido un premio en el prestigioso certamen Ciencia en Acción, celebrado en Alcoi el pasado octubre. No es para menos, pues se trata del primer reconocimiento como divulgadores científicos de Los Gatos con Batas. Y eso que se habían presentado por casualidad, sin saber que se trataba de un concurso. Para ellos, más que un triunfo competitivo, es una oportunidad para darse a conocer y, ante todo, un aliciente para seguir trabajando.
Tomás y Aida son vecinos de Faura, pero hace unos años residían en Elche, donde nació este proyecto que, además de ser su pasión, se ha convertido ahora en su sustento vital. “Lo nuestro es un engendro”, dice riendo Tomás. Una especie de criatura de Frankenstein como la que él mismo interpreta en el espectáculo ‘La inspiración de Mary Shelley’. “Nos gusta llamarnos a nosotros mismos artistas, porque somos artistas que divulgan. Hacemos teatro científico”, afirma. Pero son mucho más. Los Gatos con Batas recorren colegios e institutos. Se han subido a multitud de escenarios en centros educativos para enseñar de forma amena y sencilla disciplinas como la química o la física a través de experimentos de andar por casa, y para difundir la vida de grandes científicas como Marie Curie. “Narramos la vida de un científico desde pequeño para que los niños puedan empatizar, pero no inventamos nada”, explican. El secreto para cautivar está en un riguroso trabajo de documentación, en una atractiva narración oral y en un ingrediente esencial: “Tratamos a los niños como personas inteligentes. Ellos mismos se dan cuenta de las cosas”. Su labor es un complemento a la materia que se imparte en los centros educativos, con el fin de que la mera teoría, algo frío, cobre vida, de tal forma que los estudiantes puedan empaparse de los contenidos que reciben.
Ella estudió Bioquímica; él, Geografía e Historia. Ambos tienen vocación de profesores y han ejercido como tal, pero su espíritu inquieto y su afán por expandir el conocimiento a todas partes les ha hecho dar un paso más allá y les ha llevado a divulgar ciencia a los jóvenes mediante algo tan universal como es el arte. “Queremos enseñar ciencia, pero también historia, literatura… además de valores como el escepticismo”. A los jóvenes... y a los no tan jóvenes. “Los padres se quedan con la boca abierta y nos dicen: ojála me hubiesen enseñado a mí así la ciencia”, relatan. Lo cierto es que reciben buena respuesta por parte del público, que muchas veces se acerca con preguntas “muy interesantes” cuando acaba la obra. Aida y Tomás creen que no se debe cortar las alas a los más pequeños, sino que se debe estimular su creatividad. “El respeto no sólo es obediencia; a veces por querer que haya un orden no nos damos cuenta que la rebeldía infantil es necesaria”, opina Aida. “Lo primero es la inquietud, que alguien te explique algo y te consiga emocionar”. Porque ciencia también es emoción. “Saber cómo está formada una flor, su bioquímica y fisionomía, le añade belleza”.
Aunque parece ser que se está produciendo un preocupante auge de las pseudociencias, que acaparan un espacio nada desdeñable en Internet, Los Gatos con Batas cuentan que ese tipo de creencias que cuestionan la validez de la ciencia ha existido siempre. Aida y Tomás coinciden en señalar que detrás de las pseudociencias suele haber, en última instancia, intereses económicos, además de ignorancia. Por suerte, en la red también hay espacio para los que se enfrentan a los defensores de la homeopatía o el terraplanismo: QuantumFracture, C de Ciencia, La Gata de Schrödinger… y muchos más. “La divulgación en las nuevas tecnologías es fundamental para combatir la desinformación”, sostienen.
La desigualdad expande sus tentáculos en todas partes, y el campo de la ciencia no es una excepción. Tal y como muestran Los Gatos con Batas a través de sus espectáculos, muchas mujeres extraordinarias han sido silenciadas e invisibilizadas pese a los enormes descubrimientos que han legado a la humanidad desde tiempos remotos. Hipatia, Mary Shelley, Marie Curie… son sólo algunos ejemplos. Aida se pone en la piel de todas ellas y las da a conocer entre los y las jóvenes porque “un buen ejemplo ayuda a coger fuerza, y dar a conocer referentes es fudamental”, argumenta. “Hay pocas mujeres que se atrevan a ocupar cargos directivos. Compaginar vida familiar y profesional no es nada fácil, pero se puede, hay que luchar”, añade Aida.
Los Gatos con Batas también son youtubers. Hace poco dieron el paso y se sumaron a esta plataforma; entre otras cosas, con la finalidad de volcar en su canal el conocimiento y los detalles que se quedan en el tintero durante sus espectáculos, que tienen un tiempo limitado para que el público no pierda la atención en ningún momento. Así pues, quien desea tirar del hilo y dar continuidad a lo aprendido sobre el escenario puede hacerlo a través de la red, para saciar su curiosidad. “2020 será nuestro año en YouTube”, cuenta Aida. La pareja tiene entre manos muchos proyectos que pronto verán la luz. “Estamos constantemente reflexionando. Mientras hablamos se nos ocurren cosas para el canal”. Su filosofia es muy clara: “Si tienes conocimiento, coge una cámara y cuéntalo al mundo”.
Aida, la gata Plata, y Tomás, el gato Tulio, se enfundan en sus batas y luchan contra los prejuicios, contra la desconfianza hacia el conocimiento, tal y como ya dejó escrito Kant en su máxima “atrévete a saber”. Porque, según dicen, “cuando aprendes cosas ya no tienes tanto miedo”. Al final, la curiosidad no mata a los gatos; los hace científicos.
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