Este pariente lejano de las terminas es capaz de devorar el tronco de una palmera y reducirlo a cenizas. Foto: EPDA.
Dice la leyenda que el
picudo rojo es originario de Egipto y llegó a la Comunidad Valenciana en algún
barco cargado de palmeras. Unas condiciones climáticas favorables y la
saludable variedad de la huerta valenciana favorecieron su expansión. Hoy, el Rhynchophorus ferrugineus no es un
invitado agradable, es una plaga contra la que hay que luchar para mantener la
salud de nuestra huerta.
Coordinados por la
Consellería de Agricultura, desde hace años se realizan distintos tratamientos
de choque, entre los meses de marzo y noviembre, y se preparan campañas de
concienciación: el picudo rojo cría en el interior del tronco de la palmera y
es capaz de devorarlo completamente, hasta que las ramas se pudren y el tronco
se hunde sobre sí mismo.
Su intenso color y su
pequeño tamaño, apenas cuatro centímetros, lo hacen muy llamativo y fácil de
localizar. Sobre todo cuando se desplaza volando por la huerta en busca de
nuevas palmeras con las que alimentarse y en las que depositará sus crías, unas
larvas blancas, de aspecto gelatinoso, cuya imagen tampoco responde a su
tremendo poder destructivo.
“Si se trata la palmera no hay ningún peligro. De hecho, todas las
palmeras que tiene actualmente el Ayuntamiento de Puçol en las plazas, avenidas
y jardines están sanas”, asegura Salva
Almenara, el concejal a cargo de parques y jardines. “El problema está en los campos abandonados:
ahí el picudo rojo campa a sus anchas y resulta devastador, porque cuando acaba
con las palmeras abandonadas se desplaza a los campos cercanos y afecta a los
agricultores que sí trabajan sus campos”.
Y el problema va a más en
los últimos años.
Cuando se introdujo por
el Mediterráneo en nuestra huerta, el picudo rojo sólo atacaba a la palmera
datilera. Hoy ya se ha comprobado que también disfruta devorando el tronco de
la washingtoniana. Y su afán destructor quizá pueda extenderse más allá.
Afortunadamente, hay dos
métodos para combatirlo: por un lado, los productos fitosanitarios, en su mayor
parte admitidos tanto en los campos, como en los parques públicos e incluso en
la jardinería exterior doméstica; por otro lado, para aquellos que prefieren
métodos naturales, se pueden realizar tratamientos biológicos con neumatodos
entomopatogenos. Concretamente, es mortal para el picudo rojo el Steinermema carpocapsae, un organismo
microscópico que actúa como un parásito del picudo rojo y es muy eficaz, tanto
a la hora de prevenir como de tratar directamente las palmeras afectadas.
“En cualquier caso, es aconsejable tratar los campos con palmeras de
forma preventiva y, al primer síntoma, tomar las medidas adecuadas”,
insiste el concejal de parques y jardines. “Desde el ayuntamiento estamos asesorando a los agricultores locales, de
hecho ya hemos puesto en marcha otra vez la Oficina Agrícola, situada en la
planta baja del propio edificio del consistorio. También la Consellería de
Agricultura está colaborando con información e incluso se lleva las palmeras
muertas una vez han sido debidamente cortadas”.
Pero del tratamiento se
debe ocupar el dueño del campo: bien con productos químicos o bien con
tratamientos biológicos. Precisamente ahora, a mediados de noviembre, es el
momento ideal para usar el Steinermema
carpocapsae, ese microorganismo que es el enemigo mortal del picudo
rojo.
Es el momento de vigilar
los campos, incluso aquellos que ya no se cultivan, porque si hay alguna
palmera es posible que el picudo rojo encuentre allí su hogar durante un
tiempo... y cuando la palmera se venga abajo (y no es una metáfora, es
literal), entonces busque cobijo en las palmeras cercanas.
No te dejes engañar por
su pequeño tamaño ni por su atractivo colorido, es una auténtica plaga y
combatirla es tarea de todos.
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