Las luces navideñas en nuestras calles
empiezan a apagarse, nuestros comercios engalanados para una campaña como hacía
años retoman la normalidad, la multitud de eventos socio-culturales de nuestro
gran tejido asociativo en estas fiestas, conjuntamente con las campañas
institucionales de nuestros ayuntamientos, nos han permitido compartir unos
días de especial armonía en todos y cada uno de nuestros municipios. Son fechas
para la esperanza, la felicidad, el recuerdo y la solidaridad con todos
aquellos que más lo necesitan y para ello, los ciudadanos intentamos
despojarnos del lastre psicológico de la crisis que nos persigue, para intentar
disfrutar de ese espíritu tan especial de la Navidad.
El 2014 se ha desvanecido, nos deja con
su legado de luces y sombras, con cicatrices aún marcadas en la epidermis de
una ciudadanía castigada por la madre de todas las crisis, que en esta comarca
ha tenido, desde el punto de vista socio-económico una viral repercusión.
Cicatrices de una crisis que cruzan nuestra comarca en toda su extensión y que
nos deben hacer reflexionar sobre todos aquellos errores que no podemos volver
a repetir. Personas, familias, empresas que a lo largo de estos años han tenido
que readaptarse a un escenario de supervivencia, ajustando su día a día para
poder salir adelante.
En estos momentos en los que todos los
indicadores macro coinciden en determinar que las medidas adoptadas por el
Gobierno del Partido Popular, han sido realmente eficaces para sacarnos de la
ruina total en las que nos dejó el anterior ejecutivo socialista, con sus
políticas planetarias, no debemos olvidar los sacrificios que entre todos
estamos haciendo para salir adelante en un contexto complicado, pero que está empezando
a recoger sus frutos. Medidas duras y muchas veces incomprendidas por una
ciudadanía atónita y engañada por una realidad virtual generada por una
Izquierda que evitaba hablar de “crisis”, agravando en su irresponsabilidad las
consecuencias de la misma.
Dejamos un 2014 complicado en la
gestión de lo público, año de ajustes y apreturas que han permitido a nuestras
Administraciones liderar la lucha contra el déficit, lo que ha permitido que
nueve de cada diez Ayuntamientos estén en superávit, con un redimensionamiento
de la administración local, garantizando los servicios públicos y aportando ese
gran esfuerzo realizado entre todos para consolidar la recuperación económica.
Al igual que las familias, nuestras Administraciones han aprendido esa máxima incuestionable
de no gastar más de lo que se ingresa.
Un 2014 que nos deja con leves
sensaciones de mejora en lo micro, todavía con una asfixiante falta de crédito
a las familias y empresas, por mucha publicidad post-estrés que las entidades
financieras nos estén vendiendo, y que sin lugar a dudas es el mayor lastre
para que esa recuperación llegue a todos. Y también esa sensación agridulce se
traslada al ambiente político, excesivamente crispado por una Izquierda a la
que el efecto “Podemos” ha convulsionado forzándola a una fratricida lucha por
mantener la supremacía ideológica. El neo-comunismo camuflado en los postulados
del Socialismo del siglo XXI, de marcado carácter bolivariano, está sacudiendo
los cimientos de las formaciones clásicas de la Izquierda, y sus efectos los
podemos apreciar en nuestro entorno más cercano. Constantes luchas por el
“Poder”, en todos y cada uno de nuestros municipios.
El 2015 se presenta apasionante. En el
ámbito económico todos los expertos coinciden ya en apuntalar una recuperación
que nadie cuestiona, y que poco a poco empieza a notarse en las mismas entrañas
de esa sociedad tan castigada por años de angustia. Se percibe movimiento, las
empresas notan ya sus efectos, el consumo empieza a levantar, el ciclo
económico se revitaliza y con él la sociedad empieza a recobrar la esperanza en
que esto tiene solución, y que los sacrificios bien que han valido la pena.
Y en el ámbito político, el 2015 no
deja de presentarse menos interesante. Con las Elecciones municipales y Autonómicas
a la vuelta de mayo, y las Generales para el Otoño-Invierno, la sociedad podrá
manifestar su verdadero estado de opinión y certificarlo con su voto. La
estrategia rezuma por todos los poros de la Política, y los movimientos
empiezan a percibirse en pos de ese preciado botín electoral. Nuestros
mentideros municipales tampoco son ajenos a esta vorágine pre-electoral. Bailes
de posibles candidatos, anuncios de regeneración y transparencia, apuestas por
una total renovación, en definitiva, la fiebre de las elecciones empieza a
notarse en nuestras calles y plazas.
El 24 de mayo va marcar, sin lugar a
dudas, un antes y un después en la vida política no solo de nuestro entorno más
cercano. La fiebre demoscópica que ha estado alentando a las formaciones de la
Izquierda con proyecciones que vaticinaban un vuelco electoral, empieza a
enfriarse ante la contundencia de los hechos, la rotundidad de los datos y la
fortaleza de un Partido Popular en sus bastiones municipales. La posible
aparición de nuevas marcas electorales aportan un plus de suspense, si bien en
la contienda municipal las «caras» son muy importantes y el conocimiento de las
penas y glorias de aquellos que buscan su rédito político al albur de otra marca, puede lastrar sus expectativas.
Los porcentajes son contundentes y el
«efecto» europeas no lleva visos de consolidar esa tendencia, especialmente si
nuestros Partidos son consecuentes y acometen sin miedo los cambios necesarios,
en personas y contenidos. Todo un escenario apasionante que iremos desgranando
en estos meses intensos.
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