José Aledón
José Aledón El Canyamelar es un barrio de los
muchos que componen la ciudad de Valencia pero no es un barrio cualquiera, es
un barrio marítimo, componente, junto con el Cabanyal y el Cap de França, de un
municipio que fue independiente durante sesenta años (1837-1897) llamado Pueblo
Nuevo del Mar.
Es un barrio que tuvo, retuvo y aún conserva, si
se nos permite la expresión, una fuerte personalidad colectiva, fruto de su ADN
pescador y marinero y su experiencia en otros sectores de la actividad laboral
y mercantil. Todo ello amalgamado con una inextinguible tendencia a la libertad
y a la defensa de su identidad de siglos.
Esa idiosincrasia cañamelera se
vio fuertemente violentada cuando, en virtud de una nueva remodelación del
territorio municipal de Valencia aprobada en pleno municipal el 22 de febrero
de 1980 siendo alcalde Ricard Pérez Casado (PSPV-PSOE), se unificaron los
barrios Cabanyal y Canyamelar, perdiendo oficialmente sus nombres respectivos y
configurando un nuevo barrio: el Cabanyal-Canyamelar.
Tal denominación no satisfizo a
nadie. Nadie es del Cabanyal-Canyamelar, se es del Cabanyal o del Canyamelar, hecho
que reflejan a la perfección los estandartes y banderas de las Hermandades,
Cofradías y Corporaciones de la Semana Santa Marinera. Otro tanto se puede
decir de las fallas, estando oficialmente agrupadas las del Cabanyal con las de
Malva-rosa y Beteró y las del Canyamelar con las del Grau y Natzaret. De modo que,
juntos pero no revueltos.
Uno de los varios daños
colaterales que tal híbrida denominación ha generado es tomar la parte por el
todo, ubicándose en el Cabanyal lugares que están exclusivamente en el
Canyamelar. Esto ha ocurrido incluso en publicaciones oficiales del
Ayuntamiento. Eso no gusta en el Canyamelar como no gustaría en el Cabanyal en
el caso inverso.
Para evitar la perpetuación de
esos daños colaterales la plataforma “Canyamelar en marxa” presentó el 31 de mayo de 2017 una solicitud por registro de entrada al
Ayuntamiento de Valencia acompañada por
pliegos con las firmas de trescientos treinta y dos vecinos del
Canyamelar y el Cabanyal para que el consistorio considere la posibilidad de
revertir la actual denominación Cabanyal-Canyamelar y volver a los dos barrios
con identidad exclusiva como ha sido durante más de dos siglos: el Cabanyal y
el Canyamelar.
En septiembre de 2018, casi un
año y medio después que presentar la solicitud, todavía estaba “Canyamelar en
marxa” esperando una respuesta del equipo de gobierno del Sr. Ribó. Ante esta
inaceptable actitud, la citada plataforma ciudadana elevó una queja al Síndic
de Greuges.
El Síndic de Greuges acepta la
queja e insta al Ayuntamiento a responder el 8 de octubre de 2018. Éste le
responde el 7 de noviembre, alegando textualmente
que "eldocument es va remetre al Servici de Descentralització i
Participació Ciutadana,trobant-se, en estos moments, en
estudila pretensió formulada per
l'interessat".
Hoy, casi
un año después, “Canyamelar en marxa” sigue esperando contestación, por lo que ha vuelto a recurrir al Síndic de Greuges para
obtener lo que ya debería haberse obtenido: la respuesta a una justa
reivindicación.
Ante este menosprecio del equipo de gobierno que preside el Sr. Ribo no solo hacia al Canyamelar y su gente sino también
hacia esa institución de la Generalitat Valenciana que es el Síndic de Greuges,
cabe preguntarse: ¿a qué institución nacional o europea tendremos que recurrir
para obtener algo tan sencillo como una respuesta a una cuestión
administrativa?
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