Teresa Ortiz/EPDAEl río Turia está presente en la geografía y demografía de la ciudad de València, con denominaciones como "la capital del Turia" o con evocaciones escultóricas como la propia fuente de la plaza de la Virgen, donde podemos ver una representación metafórica del propio río en forma de un hombre regando las principales acequias de la ciudad.
La historia del cauce del río Turia es un fiel reflejo de la historia de València. Sus más de 18 kilómetros de extensión y sus 18 puentes han sido testigos históricos de la evolución arquitectónica de nuestra ciudad, así como de los cambios demográficos y sociales que se han dado a lo largo de décadas.
La gran riada de València del año 1957 llevó a plantear construir un trazado alternativo para la desembocadura del Turia que bordeara la ciudad e impidiera nuevas pérdidas humanas y económicas. Las obras del nuevo cauce del río Turia se realizaron entre los años 60 y 70.
Al margen de algunas de las discusiones políticas y técnicas que pueden darse sobre las alternativas que podían haberse planteado acerca del desvío del río y su desaparición dentro de la ciudad de València o nuevos postulados, como los que realizó el alcalde de València, Joan Ribó, al inicio de esta legislatura para la recuperación del río, la evolución del Turia dentro de nuestra ciudad está marcada por la propia historia social y política de la misma.
Durante los años 80, se desarrolló una movilización ciudadana con el lema 'El riu es nostre i el volem verd', que desembocó en un plan que lo ha convertido con el paso de los años en un enorme parque urbano. En los años 90, todos recordamos que, por desgracia, el cauce del río fue un lugar inhóspito y poco seguro para el paseo o disfrute diario. La zona más cercana a Campanar era conocida como un lugar peligroso. Al respecto, aunque hayan pasado más de treinta años desde entonces, hoy en día, se siguen dando en el cauce del río atracos perpetrados por bandas organizadas de menores o jóvenes, especialmente en la zona entre las Torres de Serranos y el Paseo de la Ciudadela. Desde Ciudadanos estamos insistiendo al alcalde que ponga todos los medios policiales a su alcance para frenar esta ola de inseguridad ciudadana, que no sólo está afectando al cauce del río Turia, sino también al centro de la ciudad, al distrito del Ensanche y a los vecinos de una gran cantidad de nuestros barrios. Ribó niega la evidencia y sigue manteniendo a València en el segundo lugar de España del ranking de ciudades con más delitos por cada 100.000 habitantes, sólo por detrás de la Barcelona de Colau.
Con posterioridad a esas dos épocas anteriormente citadas, València evolucionó hacia una ciudad con más perfil cosmopolita. La ciudad de las Artes y las Ciencias fue inaugurada en abril de 1998 y situó a València en el mapa de la modernidad, con un complejo que incluye el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe, L'Hemisfèric, L'Umbracle y el Palacio de las Artes, el Oceanográfico y, posteriormente, también el Ágora, que son las obras de nuestro arquitecto más internacional, Santiago Calatrava. Hasta entonces, València no disponía de un emblema moderno y cautivador que nos identificase internacionalmente y nos diferenciase a nivel turístico.
La década del 2000 supuso un intento temerario de ultra-ubicación de València en el mapa, por medio de sobredimensionados eventos sociales y deportivos. Como ejemplo, la celebración de la Copa América de los años 2007 y 2010 y de la Fórmula 1 entre los años 2008 y 2012. Todo ello, retransmitido al mundo por medio de una televisión autonómica, cerrada por quiebra en 2013, con 1.200 millones de euros de deuda, que era más bien un canal de adoctrinamiento político del PP y un lugar de colocación de afines.
València vivía una aparente opulencia económica en un gobierno del Partido Popular, responsable de los grandes fastos. Fueron los años en los que los políticos dejaron rodar a su inercia una gran burbuja inmobiliaria, que desembocó en una gran crisis económica. Estos políticos del PP dedicaron más dinero a la apariencia que a las dotaciones y servicios de la ciudad y al bienestar social. Fue la época del continente sobre el contenido y sobre las propias personas. Todo esto también tuvo su reflejo en nuestro río que, por una parte, fue testigo de un boom de visitantes, atraídos por el esplendor de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, aunque, por otra parte, esta arquitectura emblemática tuvo un sobrecoste final de 625 millones de euros, lo que supuso cuatro veces más cantidad de la inicialmente presupuestada y que los valencianos, de un modo u otro, hemos tenido que acabar pagando también de nuestros maltrechos bolsillos, junto con el endeudamiento de las cajas de ahorros. La duda que me queda es si el PP de hoy repetiría los mismos errores de hace unos pocos años. Todo hace indicar que sí, porque siguen apelando orgullosamente en los mítines a su herencia del pasado.
La última gran obra del cauce del río fue el Parque de Capçalera, que se inauguró en 2007 y que es un ejemplo de un buen equilibrio entre coste, amortización de la inversión, buena estética y funcionalidad, así como popularidad de uso público. Cuando se hacen bien las cosas, las haga el partido que las haga, también hay que decirlo.
Actualmente, el río supone un pulmón verde para la ciudad de València, un lugar donde realizar deporte con campos de atletismo, futbol, rugby, bares, conciertos, etc. Hoy en día, para cualquier turista que nos visite, resulta curioso para sus ojos poder ver el nuevo cauce del río Turia vacío de agua en un gran tramo y el antiguo cauce convertido en jardín y lugar de naturaleza, ocio y esparcimiento social para los habitantes de la ciudad. Es un doble legado histórico que se nos ha quedado y que muchas veces, quizás por exceso de cotidianeidad, los valencianos no sabemos apreciar o disfrutar dedicándole más tiempo personal.
El cauce del río, a fecha de hoy, sigue siendo un magnífico lugar para la inversión económica, proveniente de la sociedad civil y/o empresarial. Sirva como ejemplo que el empresario valenciano Juan Roig invirtió más de dos millones de euros en un carril para corredores, que atraviesa más de la mitad del antiguo cauce del río Turia. Este prestigioso benefactor sigue invirtiendo mucho en la cultura valenciana, poniendo como ejemplo la restauración del Museo de la Seda, la iglesia de San Nicolás o los Santos Juanes. También en la cultura del deporte y del esfuerzo. El prestigio ascendente de la maratón de València y el casal España Arena, junto con todas sus instalaciones aledañas, dejarán para siempre a nuestra ciudad como un referente mundial del deporte.
Desde mi partido, Ciudadanos, hemos mostrado siempre nuestro compromiso con València, y concretamente también alrededor de nuestro río y su cauce. En este lugar hemos llevado a término inolvidables encuentros ciudadanos con Inés Arrimadas y antes también con Albert Rivera. Igualmente, desde el grupo municipal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de València, liderado por Fernando Giner, hemos insistido en las mejores soluciones de eficiencia, uso y disfrute público de la desembocadura del Turia y hemos corregido a Ribó ante ciertos peligros pluviales de sus ideas faraónicas respecto al nuevo cauce. Así mismo, desde las Cortes Valencianas, nuestro grupo apuesta siempre por inversiones que den modernidad a toda la infraestructura fluvial. Nuestros representantes en las poblaciones aledañas al Turia apuestan por un río limpio, de mayor uso público y que siga dando vida y valor positivo diferencial a sus entornos. Para Ciudadanos la preservación del Turia y la mejora de su cauce y jardín son siempre una apuesta segura de compromiso político con la ciudadanía.
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