Con motivo del Día Mundial del Ictus que se celebra hoy martes día 29, el Consejo de Enfermería de la Comunitat Valenciana (CECOVA) y
los colegios de Enfermería de Valencia, Castellón y Alicante ofrecen una
serie de recomendaciones para prevenir esta enfermedad que, en España, constituye
la primera causa de muerte en mujeres y la segunda en varones, además de representar
también la primera causa de discapacidad grave en el adulto y es la segunda
causa de demencia.
Así, las organizaciones colegiales de Enfermería alertaron
de que “el tabaquismo se ha convertido en el principal factor de ictus o
infarto cerebral en personas jóvenes y recordaron que el ictus se puede
prevenir si se controlan los factores de riesgo que lo provocan, que son,
básicamente, el tabaquismo, el sedentarismo y unas cifras elevadas de
colesterol y presión arterial”. En este sentido, advirtieron de que “el riesgo
de ictus se incrementa de forma proporcional al número de cigarrillos/día y es
mayor para las mujeres respecto a los varones”. Al suprimir el tabaco el riesgo
de ictus se reduce al de los no fumadores al cabo de 3-5 años.
Además, recomendaron evitar el sedentarismo mediante
la realización de ejercicio físico de intensidad moderada a diario (caminar a
buen paso durante 30 minutos), y evitar la actividad física enérgica que se
realiza de forma esporádica. El ejercicio físico aumenta la sensibilidad a la
insulina, reduce la agregación plaquetar, reduce el peso y la presión
sanguínea.
Del mismo modo, recordaron que también algunos hábitos
dietéticos como el consumo excesivo de sal, que aumenta la presión arterial, se
relacionan con el riesgo de ictus, mientras que las dietas ricas en vegetales y
fruta pueden prevenir el ictus por su
efecto antioxidante o por medio del aumento de los niveles de potasio. Además,
debe limitarse el consumo de grasas saturadas y colesterol, y consumir
cantidades adecuadas de vegetales y fruta.
Un 15% de
ictus en menores de 45 años
Los ictus pueden presentarse a cualquier edad, aunque
son más frecuentes a partir de los 60 años y un 30% mayor en los varones. Sin
embargo, hasta un 15% de los ictus ocurren en pacientes menores de 45 años. El
ictus se presenta generalmente en personas portadoras de los llamados factores
de riesgo vascular (FRV), entre los cuales la hipertensión arterial (HTA) es el
de mayor importancia, tanto para el infarto como para la hemorragia cerebral.
Los FRV clásicos para el infarto cerebral, además de
la HTA, son el aumento del colesterol o triglicéridos, la diabetes, el
tabaquismo, la ingesta excesiva de alcohol, hiperuricemia, el sedentarismo, la
obesidad, etc. Estos factores facilitan el desarrollo de la arteriosclerosis, y
la formación de “placas de ateroma” en la pared de las arterias, pudiendo
llegar a obstruir el paso de la sangre. Recientemente se ha incluido entre los
FRV el síndrome de apnea del sueño.
Los síntomas con que puede presentarse un ictus son
muy variados, y dependen de la zona del cerebro lesionada, pero los más
frecuentes son pérdida de fuerza o de sensibilidad en la mitad del cuerpo;
pérdida de visión transitoria o permanente, en un ojo; dificultad para hablar o
para comprender el lenguaje; y dolor de cabeza muy intenso, de inicio brusco y
distinto del habitual.
El ictus es un trastorno de la circulación cerebral,
de comienzo súbito, que originará la destrucción de una parte del cerebro y se
considera la tercera causa de muerte en el mundo, mientras que en España la
incidencia de esta enfermedad es todavía mediana, en comparación con las zonas
de Rusia y Finlandia, cuya prevalencia es cada vez mayor.
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