Mesa Enferemería. ArchivoEl
Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA) ha elaborado un documento de
posicionamiento de la Organización Colegial Autonómica con respecto protocolo de la Conselleria de Sanidad
Universal y Salud Pública del pasado 11 de abril sobre el acompañamiento al
final de la vida durante
la pandemia del COVID-19.
Desde el CECOVA se agradece la medida adoptada por la Conselleria de Sanidad pero
creemos que llega un poco tarde, después de semanas de angustias y duelos
traumáticos que viven muchas familias desde el inicio de la misma.
Todos
sabemos lo duro que ha sido, y sigue siendo, y lo apremiante de la situación
por la masiva y continua pérdida de vidas humanas, en planificar y tomar
decisiones que iban a la par de los acontecimientos, por otro lado desconocidos
por ser la primera vez, pero que nunca debieron mermar ni los principios éticos
ni humanitarios de la asistencia sanitaria, pública o privada.
Creemos
que nunca se debió someter a la familia, además de a la traumática pérdida de
un ser querido, a la crueldad de no poder despedirse o acompañar en esos
momentos tan difíciles como indeseables, dejando abiertos duelos que costarán
mucho de superar, si es que en algunos casos es posible, y con mucha ayuda por
parte de profesionales expertos.
Por otro
lado, queremos destacar la vivencia de muchas enfermeras y enfermeros que se
han visto sobrepasados por ser los únicos que cuidaban al mismo tiempo que
consolaban y acompañaban al paciente en sus últimos momentos.
Respecto al protocolo emitido, desde el
CECOVA consideramos, aunque estamos de acuerdo con los objetivos que se
pretenden conseguir, que este puede ser mejorado para subsanar todo lo vivido
por las familias y los profesionales para que esto no siga ocurriendo, y por
ello proponemos una serie de mejoras
que van a ser remitidas a Sanidad:
1º.- Que
dado que el momento de final de vida es imprevisible, dependiendo de múltiples
factores individuales, en personas que se encuentren en fase final de vida y no
sean COVID19+ se permita el acompañamiento continuo en sala por un mismo
acompañante, respetando la intimidad y sobre todo la dignidad de la persona en
esta situación. Para ello se adoptarán las medidas necesarias que preserven la
seguridad de los profesionales, así como de la familia, con los recursos
necesarios de protección como son bata, mascarilla, guantes o EPIs en caso de
tenerlos, sin limitar el número de horas de dicho acompañamiento y del número
de visitas, eso sí, siendo siempre realizadas por la misma persona. En el caso
de COVID19-, no se limitará el tiempo del acompañamiento, ni número de visitas
de la persona designada o en representación de la familia.
2º.-
Que dado que cada paciente tiene una individualidad en su propio modo de
finalizar su vida, no se limiten los escenarios a dos; a saber, fase preagónica
(días antes) o agónica (horas antes), puesto que ese momento no es predecible
por ningún ser humano aunque si suponible por el curso de la enfermedad y el
estado del propio paciente (complicaciones, otras patologías concomitantes,
edad, etc.)
3º.-
Que siempre que sea posible la atención sea realizada por profesionales
expertos en procesos de final de vida y manejo del duelo. Esto facilitará el
apoyo emocional que puede necesitar no solo el propio paciente, sino la
familia. Cuanto mejor se gestionen los primeros momentos, mejor pronóstico
tendrá la elaboración del duelo.
4º.-
Que el protocolo se active a petición del propio paciente o de la familia
consensuado con el profesional y no solo a criterio de este último. Se entiende
que en los casos de evolución rápida y súbita, se avisará a la familia si esta
no está presente, pero se mantendrá el cuerpo a disposición de la familia para
la despedida póstuma antes de ser trasladado a donde proceda.
5º.-
Que el uso de tecnologías quede a criterio de los deseos del propio paciente si
la situación lo permite o de la familia si las circunstancias impiden al propio
paciente tomar esta decisión.
6º.-
Que se harán todos los trámites necesarios para conocer o informarse de los
deseos de la persona en cómo proceder en el caso de estar en su final de vida
(testamento vital, planificación de final de vida, testimonios de familiares u
otros), así como la posibilidad de negación de tratamientos que haya expresado
el propio paciente que prolonguen su vida en contra de su voluntad en un estado
de conciencia plena y si no se demuestra su incompetencia para la toma de
decisiones.
7º.-
Que entendemos que los pacientes ubicados en UCIS y dada la actual situación, y
el alto riesgo que supone para profesionales y familiares, no se permita el
paso de estos últimos, pero proponemos la posibilidad de trasladarlos a salas,
de manera consensuada con la familia y proceder a los cuidados paliativos
oportunos así como al acompañamiento de un familiar de manera continua hasta
que se produzca el fatal, aunque esperado desenlace.
Y, por
último, que estamos de acuerdo con todas aquellas medidas que se tomen para
cuidar de acompañante/familia en las necesidades físicas o psicológicas que
estos necesiten y de los profesionales que atienden el proceso.
Por
todo lo anterior, ofrecemos toda nuestra colaboración en pro de mejorar la
calidad asistencial en el cuidado de las personas, esencia de nuestra
profesión, en cualquiera de las etapas de vida o muerte, de salud o enfermedad
y que junto con sociedades científicas y asociaciones de usuarios forman un
grupo que debe ser escuchado y atendido y, con ello, mejorar la gestión,
planificación y toma de algunas decisiones, que tomadas conjuntamente podrían
evitar más sufrimiento del que la propia situación de alarma sanitaria está
ocasionando.
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