Patio del Centro de Acogida de Inmigrantes. Fotos: EPDA.
Proceden
en su mayoría del norte de África, pero también vienen este año de países de
Europa del Este. Llevan ya recorridos miles de kilómetros por todo nuestro país
realizando tareas agrícolas de recogida de fruta y verdura de temporada. Son
los denominados temporeros, trabajadores inmigrantes que buscan un empleo
principalmente en el campo, pero también allá donde se les pueda dar una
oportunidad para formarse, integrarse y estabilizar su situación.
Y
esa integración muchos la encuentran en el Centro de Acogida de Inmigrantes de
Puçol, que desde los años 90 lleva realizando la tarea social y solidaria de
ofrecer alojamiento y manutención a los temporeros de la naranja. A partir del
2 de noviembre y hasta el próximo 24 de febrero un total de 38 camas se ponen a
disposición de todos aquellos que vengan con un permiso de trabajo o
residencia, o autorización en caso de comunitarios.
Este
año, como apunta Juanmi Gómez, que vuelve a
dirigir el centro sustituyendo a Vicente Horcas, “hemos sufrido recortes por culpa de la crisis económica, pero nos
hemos apretado el cinturón trabajando duro para que el centro pueda funcionar
en las mismas condiciones que otros años. Queremos seguir la línea continuista de las dos temporadas anteriores,
con la misma calidad”.
No
en vano, las 38 plazas ya tienen dueño de momento, y la lista de espera está
llena, pues por un simbólico precio de tres euros al día pueden dormir, comer y
cenar, así como disponer de servicios de higiene y manutención. Pero los
inmigrantes saben que su estancia está ligada a su contrato de trabajo y además
deben tener un comportamiento cívico ejemplar.
En
este sentido, el director del centro asegura que “se va a facilitar la rotación para que puedan beneficiarse el máximo
número de personas. De esta forma, los residentes tendrán 15 días de plazo para
que encuentren un trabajo y si no, se les invitará a abandonar”. No
obstante, la educadora del
centro, Irene Martí, realizará una tarea “fundamental” de orientar a quienes lo necesiten en la búsqueda
de empleo.
Por
este motivo, el Centro de Acogida no es sólo un mero albergue sino que también
facilita la integración social y cultural de los inmigrantes a través de
inserción laboral, clases de castellano y valenciano, cursos de informática,
que se pondrán en marcha en breve, o el ya tradicional intercambio gastronómico
que se celebra a final de la temporada con la colaboración de varias
asociaciones locales.
La
función de interculturalidad y solidaridad que cumple el Centro de Acogida se
ha consolidado a lo largo de los años gracias a su capacidad de adaptarse a las
nuevas situaciones y también gracias al trabajo de los educadores del centro,
que en colaboración con los distintos agentes locales, han sabido llevar la
inmigración a diferentes ámbitos del municipio, como los colegios o el
instituto de secundaria, la formación de adultos, el deporte o actividades
medioambientales.
Una
integración que también se hace posible gracias a la subvención del
Ayuntamiento de Puçol y la Conselleria de Bienestar Social, y la coordinación
con otros centros similares como el Centro de Acogida de Inmigrantes (CAI) de
Valencia.
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