Emilia Pastor.
El diccionario define al necio como
“ignorante que no sabe lo que podía o debería saber” . Y nos encontramos con
muchos cuando de posesión de animales se trata. Estos, “necios modernos”,
desconocen que su tenencia les hace responsables ante la Ley con todas sus consecuencias
.
El “necio” olvida que aceptó este
compromiso voluntariamente y que queda sujeto a disposiciones legales y normas
sociales de obligado cumplimiento, porque un perro o un gato no es un objeto
de usar y tirar, es un ser “viviente sensible” con intereses propios y
necesidades, capaz de sentir emociones y tristezas.
Obviamente necesita libertad de
movimientos, ejercicio y espacio a fin de poder satisfacer sus necesidades.
Los necios de referencia, sin embargo, llegan a creerse que un perro atado
permanentemente, siempre solo, sin protección adecuada ni comida suficiente,
es de lo más feliz y que un gato para que cace ratones no hay que darle de
comer...
En cuanto al “abandono denunciable y
sancionable ( +18.000 euros) y el ahora administrativamente “legal” :
entregarlo en las perreras para que lo maten, se mire como se mire, es un acto
cruel, injusto y desproporcionado, ya que un ser inocente, sin ninguna culpa,
paga con su vida el pecado de irreflexión e irresponsabilidad cometido por el
necio, convertido en su ignorante tenedor.
Abreviando y para acabar, el
abandono de animales de compañía es una lacra social protagonizada por los
necios de turno, ( cuando no por los insensibles y crueles natos) que entre
todos debemos combatir con las armas que tengamos a nuestro alcance : denunciando
malos tratos e informando al poseedor de un animal de sus deberes y derechos,
para que el “clan de los necios” sea deseablemente cada vez menor.
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