Rumba quejona. GARCÍA NEBOT. Hermano: ya sabes que
cuando en un sitio hay mal rollo solemos decir finamente que “hay
un mal clima”. Pues bien, tras la Cumbre del Clima COP25 de Chile
que se ha celebrado en Madrid (ya empezamos mal) se puede concluir
que ha habido muy mal clima en la cumbre.
Que si solo los europeos,
y no todos, estamos concienciados con eso del cambio climático. Que
si a los norteamericanos de Trump, a los chinos, a los indios
de la India y a los rusos de Putin la cosa se la trae al pairo. Y,
por lo tanto, solo un 10% de mundo global está comprometiéndose a
hacer algo al respecto.
O con debates tan
curiosos como el de que si la niña Greta Thunberg está
siendo manipulada por sus padres y por los medios de comunicación,
que si no ha hecho nada en su vida como otro chaval que a su misma
edad ya había inventado un aparato para “desplastificar” los
mares y a este nadie lo conoce, que si no va a clase y se está
perdiendo su educación. Esto unido una campaña de desprestigio en
las redes sociales, fundamentalmente la tóxica Twitter y la no menos
tóxica WhatsApp.
Pues bien, no nos
preocupemos demasiado porque lo del clima está más perdido que
Carracuca. Aquel que, desgraciado y viudo en la zarzuela “la
rosa del azafrán”, buscaba mujer para poder criar a los guarros y
descerebrados de sus cinco hijos y ninguna le parecía suficiente
buena.
Pero, Carracuca aún
tenía donde elegir, aunque fueran viudas, feas o viejas. A nosotros
no nos queda más planeta que este.
En
fin, a contaminar como si no hubiera un mañana, porque casi es
seguro que no lo habrá. Da igual que Greta no vaya al cole.
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