Desde el Colegio
Oficial de Veterinarios de Valencia (ICOVV) se advierte que en los
meses de verano se produce un aumento notable de las toxiinfecciones
alimentarias debido a las altas temperaturas. Las bacterias
patógenas se propagan con mayor rapidez en los alimentos con el
calor y provocan mayor número de casos.
Los veterinarios
valencianos recomiendan conservar los alimentos bien refrigerados,
sin romper la cadena de frío, cocinarlos correctamente y adoptar
unas medidas básicas de higiene, lavando con frecuencia las
manos y las superficies de preparación de la comida. De este modo se
evita que las posibles bacterias presentes en los alimentos se
multipliquen y puedan llegar a causar problemas de salud a los
consumidores.
Microorganismos
como la Salmonella, E. Coli, Listeria y Campylobacter pueden estar
presentes o contaminar los alimentos y colonizarlos a gran velocidad
entre los 5 y los 65 °C.
Según el ICOVV no es aconsejable, por tanto, consumir carnes y
pescados en crudo o poco cocinados, leche no pasteurizada y
preparaciones que contengan huevo crudo. Además, se
recomienda preparar los alimentos justo cuando vayan a consumirse
y, si no es posible, conservarlos refrigerados y recalentarlos
alcanzando los 70 °C. Los vegetales que vayan a consumirse sin
cocción deben lavarse
concienzudamente y desinfectarse y la limpieza de la nevera,
superficies de trabajo y utensilios de cocina debe ser frecuente y
rigurosa.
Consumo
de alimentos al aire libre
Desde
el ICOVV se recuerda que todas estas medidas para mantener la
seguridad alimentaria en verano son especialmente
importantes cuando el consumo de alimentos vaya a realizarse en frío
(sin tratamiento térmico posterior) y al aire libre.
En picnics, barbacoas o excursiones es fundamental seguir manteniendo
la cadena de frío. Para ello puede utilizarse
una nevera portátil,
“con
acumuladores de frío mejor que con cubitos de hielo. Intentaremos
colocar siempre la nevera a la sombra y evitar abrirla con
frecuencia”,
explican
desde la Comisión de Salud Pública del
Colegio.
Asimismo es necesario
utilizar recipientes adecuados para guardar la comida. “Es muy
importante no utilizar los mismos utensilios en los
alimentos crudos y en los cocinados y almacenarlos separados para
evitar contaminación cruzada”, advierten desde el ICOVV.
También señalan
prestar especial atención al consumo de agua no potable. “En
verano, especialmente, podemos estar tentados de beber directamente
el agua que brota de un manantial o de una fuente sin ser conscientes
del riesgo para la salud que entraña”, apuntan desde la
Comisión de Salud Pública. Esta agua puede estar contaminada por
microorganismos patógenos o sustancias perjudiciales para el ser
humano, ya que estos nacimientos no cuentan con la protección y
controles de calidad de los que sí disponen los manantiales
minerales que suministran a las plantas embotelladores y no se les
aplican los tratamientos químicos que tiene el agua del grifo.
El papel del
veterinarios en la seguridad alimentaria
Entre las funciones y
servicios que los veterinarios pueden llevar a cabo está garantizar
y controlar la seguridad alimentaria e intervienen a lo largo de
toda la cadena agroalimentaria para cumplir este objetivo. La
legislación española considera la veterinaria como una profesión
sanitaria ya que controla el riesgo de transmisión de
enfermedades de los animales al ser humano, tanto por contacto como a
través de los alimentos. En esta línea se articula el principio One
Health (una sola salud) que promueve la OMS y propone un enfoque
multisectorial a la hora de proteger la salud, especialmente en temas
de inocuidad de los alimentos, control de zoonosis y la lucha contra
la resistencia a los antibióticos.
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