Pablo Abelleira con su gato. EPDA Duele ver como la actividad política en nuestro Ayuntamiento
tiene ciertas expresiones que se usan de una forma u otra según se
está en la oposición o en el equipo de gobierno, y más doloroso es
cuando se hace por hacer sangre sin mirar realmente el fondo de las
cosas y las motivaciones de las acciones que teóricamente siempre
deben estar para la mejora de las condiciones de vida del ciudadano.
Quien está en la oposición tiene el recurso fácil del
“oscurantismo, la prepotencia, la falta de voluntad para negociar,
o la inexperiencia en la gestión”, afirmación esta última que ya
empieza a cansar en las filas de ADN por el tiempo que dedicamos a
la gestión y a los resultados que empezamos a fraguar, y que serán
más evidentes a lo largo de este año 2016.
En el bando contrario, el equipo de gobierno, puede tener en su
manual de estilo decir que la oposición “no contribuye en nada a
la acción del gobierno, no vota en consonancia con lo que es bueno
para el pueblo y se centran en los designios de su formación, o la
recurrida alusión al boicot de nuestros proyectos”. Estas son
algunas de las afirmaciones que el juego de la política airea en los
medios de comunicación, pero que debemos trabajar para demostrar con
hechos cuando se hace desde la retórica y la demagogia, o cuando se
lanzan esas reflexiones sobre la base de la crítica constructiva.
“En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según
el color del cristal con que se mira”. Los versos de Ramón de
Campoamor cierran el círculo de razonamientos, en política todo es
reversible y no hay verdades absolutas. Una nueva invitación
filosófica al subjetivismo, pero en nuestro caso, es un apoyo más a
la sinrazón que vemos en la política diaria en el que igual se nos
acusa de no dar el borrador de presupuestos con la antelación
necesaria, cosa que entendemos y vamos a mejorar, pero no se tiene en
cuenta que una vez aprobados, que era lo urgente, existe un mes para
las alegaciones. Ojalá incluyéramos alguna idea maravillosa en los
presupuestos por parte de estos cuatro grupos, porque aquí no se
trata de determinar la validez de una idea por la sigla que la
presenta, sino de sumar en beneficio de todos.
No somos más de lo mismo, y practicamos una forma de hacer que a
los de siempre les coge a contrapié, pero eso es bueno, es señal
que se van a cambiar muchas cosas y que temen que la ciudadanía se
dé cuenta. El tiempo nos juzgará y nos pondrá en un sitio o en
otro, y en esto, la política y la vida tienen sus principios, y
éstos no se pueden disfrazar por muy diferente que sea el color del
cristal con el que se mire.
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