Araceli Munera. EPDA El 25N es un día conocido por la gran mayoría de la sociedad, lo mismo que pasa con el 8M. Las feministas no tenemos que añadir la coletilla posterior explicando qué reivindicamos en este día.
No obstante, parece que todavía tenemos que recordar que la lucha contra la violencia de género tiene que ir necesariamente más allá de las reivindicaciones del propio 25N. Es más, parece que todavía tenemos que explicar que la violencia de género es mucho más amplia que lo que generalmente se considera, lo que en realidad la ley actual, aprobada en 2004, contempla.
Actualmente, solo podemos referirnos oficialmente a violencia de género cuando la violencia se ejerce a una pareja o expareja. Desde 2014, son consideradas también víctimas de violencia de género los hijos e hijas menores de edad de las mujeres que sufren este tipo de violencia. Pero entonces, ¿qué pasa con los matrimonios forzosos, con la mutilación genital femenina, o con la prohibición del aborto (afortunadamente, no en España)…?
Además, parece que todavía el feminismo se tiene que esforzar en explicar que la violencia sí tiene género y que se ejerce sobre las mujeres por el simple hecho de serlo, que es algo institucionalizado, instrumentalizado, generalizado, invisibilizado a consciencia.
No obstante, como siempre y como en todo, por salud mental nos interesa buscar el lado positivo de las cosas, y saber ver que poco a poco nos vamos aproximando al Convenio de Estambul donde se entiende que la violencia de género es toda la violencia que se ejerce contra las mujeres por el hecho de serlo. Desde el Ayuntamiento de Massamagrell hemos querido reforzar esta idea con la campaña audiovisual que está saliendo durante el mes de noviembre en redes, y con una serie de videos, se muestra que la violencia intrafamiliar, la violencia psicológica, la violencia hacia los hijos e hijas, la violencia en manada o el consentimiento sin deseo, también son violencia de género.
Por último quería dejar constancia de que esta lucha, además de ser obligatoriamente transversal y constante y necesitar el apoyo de las instituciones, tiene su gran aliada en la sororidad de las mujeres que luchamos codo a codo tejiendo una red solidaria. Una red solidaria que nos hace sentirnos seguras en una sociedad que por mucho que nos violente, no ha conseguido evitar que nos protejamos y nos cuidemos unas a otras.
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