Ahora parece ser que los grandes gurús de nuestra política y nuestra economía se están dando cuenta del gran destrozo que están causado a nuestra juventud, como consecuencia de sus iluminadas medidas económicas, planes de ajustes y demás zarandajas que, como estamos viendo y notando en nuestras carnes, no están dando ningún resultado positivo para nuestro país.
Primero fue la Sra. Merkel, cuando hace unos días se escandalizo al ver los datos oficiales sobre el paro juvenil en España, que sobrevuela una tasa, sin pista de aterrizaje, de más de un 50%, entre los jóvenes de 18 a 30 años de edad. Tasa, que en la mayoría de los casos no se puede sumar ni incluir estadísticamente, a falta de los registros debidos, en ese caos de desempleo que nos ofrece la cifra oficial de casi el 27% de la población activa.
Pero por lo visto a fin de arreglar todo este desaguisado cometido con nuestros jóvenes, la superministra de Empleo, Dña Fátima Bañez, esta semana nos ha anunciado a bombo y platillo y al toque del cornetín de ordenes germano de la Sra. Merkel, que en un pis pas tiene la pócima mágica para arreglar el desempleo de nuestros chavales. Siendo esta sabia medida, ni más ni menos, que la aplicación de una tarifa plana de cotización a la Seguridad Social de 50 euros durante únicamente los primeros 6 meses, a todos aquellos jóvenes menores de treinta años, que monten un negocio y, por supuesto, creen empleo.
Bueno, la risotada y descojono ha sido de tal calibre, que su eco ha llegado hasta la puerta berlinesa de Brandemburgo. Casa cuartel de nuestra nueva Fuhrer alemana, Sra. Merkel.
Que el Gobierno pretenda ahora que sean nuestros jóvenes parte del motor de nuestra economía, mediante su esfuerzo personal a través de una más que ridícula tarifa plana de 50 euros, me parece a mí que es un atentado más a la inteligencia y dignidad de los españoles. Máxime, si tenemos en cuenta que dicha medida no va acompañada, paralelamente, de ninguna cobertura de crédito bancario oficial. Por lo tanto, instar a los ciudadanos a que se embarquen en aventuras empresariales vacías de objetivos, contenido y apoyo financiero, hacia ninguna parte, me parece cuanto menos otro cuento del Gobierno, esta vez no chino, sino sacado nuevamente del repertorio de nuestro cuentista hispano de cabecera, D. Benito Calleja. Que de vivir ahora, seguro sería ministro del PP.
Yo les diría a los señores del Gobierno, que como consecuencia de su falta de ideas y meteduras de pata de libro, no nos quieran vender ahora una vez más la burra de las soluciones mágicas sin fuste, simplemente a fin llenar el expediente de cara a nuestros socios europeos.
La falta de previsión desde hace años, tanto de este Gobierno pepero, como el de los anteriores sociatas, ha hecho que nos hayamos cargado a la joya más preciada de nuestra corona, que sin lugar a dudas es nuestra juventud. Y digo esto, porque jamás ha tenido España unos jóvenes tan preparados en todos los sentidos, como los tiene en la actualidad.
Juventud, condenada ahora, por la diarrea mental y mangancia de una gran mayoría de nuestros políticos y financieros, a cantar la canción del emigrante de Juanito Valderrama, como tiempo atrás lo hicieron nuestros abuelos. Pero menos mal que con una gran diferencia, entonces aquellos se iban con una maleta de cartón atada con cuerdas, mientras que estos se irán ahora, en la mayoría de los casos, con una carrera universitaria debajo del brazo, así como unos conocimientos y formación integral que nada tiene que envidiarle al resto del mundo mundial. Y yo me pregunto, si a alguno de los politicastros dedicados a organizar nuestras vidas, en vez de llevarse la pasta a Suiza, se les ha ocurrido pensar en el desastre que supone para nuestro país, la gran desbandada de nuestros jóvenes cerebros fuera de España. Ya