Verónica Alarcón-García¿Cuándo dejamos de ser jóvenes? ¿En qué preciso instante se disipa la juventud, ese periodo entre la infancia y la madurez? ¿Se trata de un proceso similar para cada individuo o varía según el sujeto? ¿Es una cuestión meramente biológica, de personalidad o, más bien, marcada por el caprichoso camino de la vida?
Si consultamos a la ciencia, nuestro organismo empieza a envejecer a los 34 años, pero tiene varios puntos de inflexión a los 60 y los 78 según un estudio de la Universidad de Stanford (EE UU). Sin duda alguna, biológicamente nos encontramos en un inevitable proceso de cambio y muerte. Nada queda ya del cuerpo que habitamos cuando éramos niños y, sin embargo, seguimos existiendo.
¿Nos encontramos, pues, ante una propiedad de la mente en la manera en que percibimos el mundo o una verdad física limitante y limitada? ¿Van de la mano la una de la otra? O, por el contrario, ¿evolucionan de manera diferente? Conocemos bien los factores que pueden acelerar la parte biológica, pero ¿qué dinamita el cambio psíquico?
"We spend our youth with arms and hearts wide open, and then the dark gets in and that's the end of youth". Es posible que mientras leen estas líneas hayan pensado en cómo definir esa oscuridad que, de repente, nos envuelve marcando el fin de una juventud vivida con el corazón abierto en canal, como anuncia mi estimado Ed Sheeran.
Llevo varios días, semanas, intentando digerirlo. "La juventud termina cuando el dolor todo lo invade", resuenan en mí las palabras del cantautor. ¿En qué momento, cómo y por qué alcanzamos ese αβυσσος, «lugar sin fondo» o abismo?
Hay "algo", dibujado como "corazón" en el imaginario universal, que se va encogiendo paulatinamente con cada despedida, cada fracaso, cada decepción y cada daga que lo desgarra implacablemente y nos va tornando menos crédulos, más prácticos y, en definitiva, más asépticos y egocéntricos. ¿Será el fin, por tanto, cuando nos conforta el silencio y nos resultan menos incómodas las tesis de John Adams y Edmund Burke? A todos aquellos que, como yo, os situéis en cierta profundidad, feliz nueva era.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia