Laurence Lemoine. EPDA ¿Os cuento un secreto? He pasado 50 años de mi vida convencida de que me había tocado nacer en la mejor época de la Historia y en uno de los mejores sitios: Paris.
Iba feliz por la vida, pensando que había sido muy inteligente, hábil y suertuda a la vez por haber sabido llegar al Mundo, en una época inmejorable de la Historia. Llegué justo después de los eventos de Mayo 68 (de hecho creo que los apagones de electricidad provocados por los empleados en huelga, tienen algo que ver ¡con el embarazo de mi madre!). Llegué después de las Guerras (Primera y Segunda Guerra Mundial, por no hacer la lista de todas las guerras que me ahorré), después de la invención de la rueda, del motor, de la calefacción, de los derechos humanos, del Tampax, de la foto, del cine, de la píldora, del avión, de la electricidad, de Internet, de la tarjeta de crédito, del teléfono móvil, de Skype y ¡¡¡yo que sé!!! A esa lista, debería añadir, el sida, el cáncer y el terrorismo, que serían las tres cosas realmente negativas de esas décadas. Porque, si lo pensamos, somos una generación con suerte pero igual (digo bien, a lo mejor) habría que revisar ese pensamiento y cambiar de opinión: es que el Covid ¡nos está cambiando totalmente nuestras vidas!
Vale, no es el fin del Mundo. Pero sí, el fin de un Mundo, ¡el mío y el de tantas personas! Os habéis dado cuenta de eso, ¿verdad? En menos de un año, un virus llega y ¡nos cambia todo! TODO. ¿De verdad era buena idea nacer hace 50 años? ¿para llegar a eso? ¿Para que nos lo quiten todo o casi todo? Y esos millenials... 20 añitos justo este año... esa juventud, despreocupada, poco preparada, creo, para aceptar cualquier frustración (culpa nuestra por haber fomentado esa sociedad del “todo y todo ahora”)... ¿Estos jóvenes están preparados para aguantar esa falta de Libertad, justo cuando la deberían empezar a disfrutar de verdad? ¿Y a nivel material?... sin trabajo o con sueldos bajos en una economía moribunda, ¿cómo van a llevar la bajada de su calidad de vida? Me pregunto eso (y mucho más) cuando otra vez bajamos la cabeza aceptando esas nuevas medidas de confinamiento con resignación: nos enfrentamos de manera individual y colectiva a un desafío sin precedente en nuestras vidas: más que nunca, debemos ser resilientes, flexibles, innovadores, resistentes, creativos, pacientes (¡¿sigo?!) y al final afrontar ese nuevo reto sabiendo que lo superaremos.
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