En su cuarta convocatoria y bajo el título “Hacia la
ciudad de bajo consumo” varios expertos han aportado distintos enfoques sobre
la influencia de las grandes ciudades en el calentamiento global del planeta en
el Foro de la Edificación Sostenible de la Comunitat
Valenciana celebrado en el marco de la feria Novabuild 2012.
Ernest García, doctor en filosofía y catedrático de
sociología en la Universidad de Valencia ha mostrado su preocupación sobre la
multiplicación de informes e iniciativas sobre las ciudades y su impacto en el
cambio climático. Para García “las grandes ciudades hacen una contribución muy
importante a la intensificación de gases efectos invernadero”. El sociólogo a
aportado algunas soluciones para reducir este impacto. Soluciones como: “la creación
de modelos de ciudades compactas y limitadas en su expansión, la reorganización
de los procesos productivos, la rehabilitación de los espacios deteriorados
antes que construir nuevos, una mayor pacificación de las calles con más
facilidades de desplazamiento a pie, bicicleta y mayor uso del transporte
público o la minimización del volumen y la toxicidad de los residuos”.
En el periodo de expansión económica“la economía
española ha sido ecológicamente ineficiente por diversos factores, pero el más
visible ha sido su dependencia del cemento”, ha asegurado el sociólogo, que ha
seguido afirmando que entre 1995 al 2007“el consumo de biomasa fue un 27%, el
de combustibles fósiles un 35%, pero el de piedras de construcción y
ornamentales fue un 125% superior, caliza y yeso representó un incremento del
116%, arcillas un 131% y el de arenas y gravilla un 164%”.
Juan Gumbau, responsable de medio ambiente de EVREN,
Evaluación de Recursos Naturales, ha opinado que la influencia de las ciudades
en el medio ambiente “es un tema complejo donde intervienen muchas variables”.
Gumbau ha aportado datos que invitan a la reflexión.
De un total de 7.000 millones de seres humanos, un 20% vive en países
desarrollados y el 51% vive en ciudades. Por otra parte hay un total de 41
metrópolis que cuentan con 5 millones de habitantes. Como dato destacado“los
países desarrollados consumen más del 50% de la energía y sólo representan un
20% del total”, ha firmado el responsable de medio ambiente.
Otros datos aportados han sido los siguientes: de 1950
donde había 2,52 millones de habitantes se ha pasado a 6,06 millones de
habitantes en el año 2000.
El responsable de medio ambiente ha vaticinado un
crecimiento de la población insostenible. En este sentido ha asegurado: “la
población se está duplicando cada 50 años y en 2100 serán 24 millones de
personas para alimentar, vivir y alojar en las ciudades”.
Para la Gumabu la tendencia es que las ciudades sean
cada vez más grandes y que el problema es un problema de crecimiento ilimitado
y un aumento relacionado directamente con el aumento del CO2. “Si este aumento
no se frena el efecto invernadero podría conducir a un cambio climático no
natural, irreversible y a corto plazo”, ha sentenciado Gamabau.
Ha terminado con algunos ejemplos como el de la ciudad
de Tokyo una de las mayores mega polis que alberga un volumen de 28 millones de
habitantes y un tiene una extensión de 70 kilómetros. Otro de los ejemplos
destacados han sido: los 40 millones de automóviles nuevos cada año o las 7
toneladas de residuos que se generan por expedición en le Everest, una de las
zonas de más difícil acceso. También ha avisado de los peligros de transformar
desiertos en huertos con energía procedente de combustible fósiles y que emiten
gases a la atmósfera.
Por último Vicente González, presidente de la Comisión
de Promoción Cultural del Consell Valencià de Cultura ha manifestado en su
exposición que el pesimismo que se deriva del análisis de los hechos se puede
superar con voluntad.
Se han hecho muchas iniciativas al respecto como en la
del año 1972 con la elaboración de un informe de expertos llamado “Límites al
crecimiento” o la firma del Protocolo de Kioto.
Para González lo más importante es la huella
ecológica. Para el experto esta huella se cataloga como un consumidor de
energía potentísimo, ya que normalmente lo que se consume en las ciudades no se
produce allí, así que habría dos medidas para medir el calentamiento,“mirándolo
desde el lugar donde se consume o desde le lugar donde le lugar donde se
produce”, afirma González. Este hecho entorpece el abordaje del problema y hace
muy difícil imputar ese efecto de calentamiento.
Sobre la emisión de gases en Valencia el presidente de
la comisión ha apuntado que desde 1990 a 2004 han aumentado un 42% y un 95% son
emisiones de CO2.
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