Blockchain. EPDA En una de las mecas hípster de Brooklyn, Nueva York, se esconde Consensys, una de las empresas más innovadoras del momento en las tecnologías blockchain. Sus casi 1,000 empleados desarrollan soluciones financieras, servicios de política y organización social, plataformas jurídicas, productos de marketing e incluso aplicaciones para defender los derechos humanos.
Nada escapa del poder transformador de la tecnología de moda. Consensys es solo una entre los cientos de nuevas empresas que prometen cambiar el mundo. La tecno-utopía blockchain está alimentada por una inversión global que suma más de 1,000 millones de euros en 2018.
Según los expertos, Don Tapscott y Alex Tapscott, “blockchain es el primer medio digital nativo para el intercambio de valor, del mismo modo que Internet fue el primer medio digital nativo para el intercambio de información.” Uno de los mayores logros de esta ingeniosa tecnología es la capacidad de generar confianza entre usuarios sin necesidad de intermediarios. Nadie es dueño de la tecnología y todas las interacciones quedan registradas públicamente, de manera que no pueden ser alteradas.
Para los inversores, blockchain es un nuevo territorio a capitalizar en el que nuevas empresas nacen cada día: Celsius Network es un nuevo modelo de banco para operar con criptomonedas, Ripple emplea esta tecnología para reducir costes y agilizar pagos internacionales, creando plataformas para el intercambio de divisas y pagos instantáneos, y Steem tiene la ambición de ser en el nuevo YouTube, ofreciendo a los creadores de contenido pagos en su propia criptomoneda.
Los soñadores ven en blockchain la posibilidad de retornar a un internet propiedad de los usuarios, no de grandes monopolios corporativos, descentralizado y más igualitario.
Podríamos ser dueños de nuestra identidad digital, independiente de cualquier plataforma, sin necesidad de crear cuentas de usuario en Google, Facebook, Amazon o cualquier otro servicio. Una identidad única basada en esta tecnología aumentaría considerablemente el control sobre nuestros datos personales en la red. La posibilidad de intercambiar valor podría dar lugar a un Internet diferente, liberado de la esclavitud del banner y de la búsqueda de atención constante.
Un diario gratuito podría generar ingresos a través del minado de criptomonedas: los usuarios pagarían por los contenidos cediendo parte de los recursos de computación del dispositivo a través del cual accedieron a la página web del diario.
Organizaciones humanitarias como UNICEF ya están utilizando este sistema para recaudar fondos a través de donaciones virtuales. Otros proyectos, como Civil, quieren lanzar medios de comunicación basados en blockchain para dificultar la censura y el control editorial externo.
Para muchos, blockchain es la solución, pero el escenario de la transformación digital global es demasiado complejo coma para rendirnos al monoteísmo tecnológico sin cuestionar sus implicaciones. Todavía estamos tratando de medir el impacto de la primera revolución digital en nuestras vidas: fraudes electorales masivos, censura a gran escala o la creación de sistemas de puntuación digital para valorar a los ciudadanos son algunos de los nuevos escenarios a los que nos enfrentamos. El mundo seguirá viviendo una transformación digital, con o sin esta tecnología como catalizador de la reacción y es nuestro deber como ciudadanos o seguiremos aceptando condiciones a ciegas, en lugar de imponerlas.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia