Vicente García Nebot. FOTO EPDA
Seguramente
a la mayoría de nosotros nos dará igual porque vivimos en esta cómoda y
reconfortante franja de terreno de la plana de Castellón. Ese espacio que está
entre la costa del Mar Mediterráneo y unos 20 ó 30 Km tierra adentro donde la
mayoría de la población de nuestra provincia hemos decido vivir
permanentemente.
La Comunidad
Valenciana tiene 176 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras que la media
nacional se sitúa en 81 y el promedio de la Unión Europea es de 117,2. Pero
ello no es cierto del todo, porque toda esta población se concentra en una
pequeña área de las zonas metropolitanas y costeras. El resto del territorio es
un desierto demográfico o está en vísperas de serlo.
El goteo
constante de la despoblación ha dejado medio vacíos buena parte de los
municipios del interior de Castellón. El resultado: 49 pueblos de las comarcas
del Alto Palancia, Alto Mijares, L'Alcalatén, Els Ports y L'Alt Maestrat son lo
que los geógrafos denominan desiertos demográficos, municipios con densidad
igual o inferior a 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Y en algunas de estas
zonas hay densidades de población similares a las del círculo polar ártico.
Esta mala
gestión del territorio hace que el interior de nuestra provincia se convierta
en un geriátrico entre semana y pueblos de segunda residencia en fines de
semana y fiestas de guardar. Un desierto humano y económico que provoca la
difícil gestión cuando las grandes tormentas invernales como la que sufrimos
hace un par de semanas, sea muy difícil de gestionar, quedando aislados pueblos
y masías durante días.
En Castellón
deberíamos optar por buscar soluciones que se dirigieran a hacer fácil la vida
en el interior y redistribuir la población para evitar o mitigar estos
desiertos. Sin duda. la adopción de medidas políticas en este sentido haría
mucho más rica a la provincia y nos permitiría gestionar mejor el territorio.
Pero sigue pareciendo que eso no interesa a nadie. En fin, seguiremos
abandonando el interior y sobrepoblando la franja costera que será la que
sufrirá primero el cambio climático.
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