Imagen de archivo de los jugadores del Levante lamentándose del resultado de un partido en el estadio Ciudad de Valencia. EFE/Manuel Bruque El Levante, metido de
lleno en un proceso de reducción de gastos que también ha afectado a la
planificación deportiva, despide un 2023 para olvidar después de haber
fracasado en su intento de ascenso a Primera División y, eso sí, espera que
2024 sea radicalmente distinto y pueda regresar a la elite.
La historia reciente
del Levante está marcada por lo ocurrido el 17 de junio de 2023. Esa noche, en
el minuto 129 de partido, un gol de penalti de Asier Villalibre ascendía al
Deportivo Alavés a Primera y dejaba al Levante en Segunda de la forma más cruel
posible.
Al Levante, que había
acabado por delante del cuadro vasco la liga regular, le valía el empate tras
el 0-0 de Vitoria seis días antes. Tuvo el ascenso en sus manos hasta ese
fatídico último minuto de partido que cambió el futuro a corto, y quién sabe si
a largo plazo, del club valenciano.
Porque con el equipo
en Segunda al director deportivo, Felipe Miñambres, no le quedó más remedio que
vender a sus mejores futbolistas. El caso más doloroso fue el de Pepelu, que se
marchó al Valencia por el importe de la cláusula (5 millones de euros), pero
luego se marcharon De Frutos, Cárdenas, Saracchi o Pubill, entre otros.
Miñambres apostó por
intentar de nuevo el ascenso con Javi Calleja, que tenía contrato, y entre
ambos diseñaron en verano una plantilla mucho más barata que la anterior y que
pudiera aspirar, ya sin el cartel de favorito del curso 22-23, a estar entre
los mejores de LaLiga Hypermotion.
Al Levante llegaron,
entre otros, Lozano, Dela, Rey, Andrés Fernández o Valle. Hasta diez fichajes
completó el cuadro valenciano para la temporada 23-24. También fue clave la
continuidad de Vezo, pese a su elevado salario, o la renovación del capitán
Sergio Postigo, el segundo más veterano de la plantilla y en el equipo desde
2016.
El primer tramo de la
temporada 23-24 ha sido bastante irregular. Al Levante le costó coger el ritmo,
pero cuatro triunfos en siete jornadas le impulsaron hasta la tercera plaza de
la tabla en la décimo segunda jornada del campeonato. Ahí, sin embargo, empezó
una crisis que a punto estuvo de costarle el puesto a Javi Calleja.
Porque el Levante, ya
a finales de octubre, perdió primero ante el Andorra y luego de forma
consecutiva ante el Leganés, Racing de Santander y Eibar y el equipo se alejó
de los primeros puestos.
Calleja se jugó su
plaza en el banquillo ante el Real Valladolid el 2 de diciembre y esa victoria
en casa unida al empate en Gijón, el triunfo ante el Huesca, también como
local, y el empate en Zaragoza le dan ahora cierto margen al técnico madrileño.
Una de las mejores
noticias de este tramo de curso ha sido el regreso por la puerta grande de
Pablo Martínez. Se rompió el ligamento cruzado de la rodilla en marzo y volvió
en septiembre, antes del plazo previsto. En este tiempo ya ha marcado cuatro
goles y es el líder indiscutible del equipo.
En esta primera mitad
del campeonato en Segunda en el Levante han destacado los cuatro goles del
brasileño Fabrício, que eso sí ha estado mermado por varias lesiones musculares
y apenas ha participado en once partidos, y la regularidad de los
centrocampistas Sergio Lozano y Oriol Rey o los defensas Álex Valle y Álex
Muñoz.
El Levante afronta el
descanso de Navidad en la octava plaza de La Liga Hypermotion y con 32 puntos,
cuatro menos que hace justo un año con las mismas jornadas disputadas, y a un
punto de los puestos de promoción de ascenso.
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