David Expósito. / epdaEndemia significa “enfermedad que reina habitualmente en un
país o comarca”, por lo que el concepto ‘mal endémico’ reviste un
carácter fuertemente negativo sobre lo que se quiere describir.
En el contexto político el mal endémico por excelencia ha
sido y sigue siendo la corrupción. Otros males con la misma importancia
describen también la mala praxis de ciertos servidores públicos en España: el
abuso de poder, el nepotismo, el caciquismo. Todo ello bien se resume en un
concepto que (¡vaya la ironía!) bautizó Ciudadanos.
El mal endémico de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana se
concreta y ve su reflejo en la rama institucional y la orgánica:
Ayer nos despertábamos con la noticia de que Ciudadanos ya
ha elegido a los nuevos diputados provinciales para València. Ellos son Juan
Córdoba, secretario de organización en la provincia y concejal por Paterna,
Jesús Gimeno, secretario de acción institucional y edil en Moncada, y Rocío
Gil, concejal en la ciudad de València. Los nombramientos resultan
aparentemente normales, sin embargo, el partido incurre en los siguientes vicios:
los concejales electos en la provincia de València no han tenido ni la más
mínima información de cómo se realizaba el proceso de selección y nombramiento
de los diputados provinciales, por lo que tampoco han tenido la oportunidad de
poder presentarse a dicha selección; no han podido, por lo tanto, votar por
diferentes propuestas de diputados, puesto que sólo hay una opción; y por
último, los propios concejales de la provincia se han enterado antes por la
prensa que por el propio partido, cuestión que ya no resulta sorprendente,
porque incluso el Whatsapp del partido en la Comunidad Valenciana fue
restringido antes de las elecciones municipales del 26 de mayo, por lo que ningún
concejal podía dar su opinión por el único medio existente para ello. Lo que se
resume en oscurantismo, amiguismos, falta de transparencia y nula democracia
interna.
Estos vicios se corregirán el día en que cuenten con
la opinión de todos los afiliados y afiliadas y todos los concejales electos.
Se corregirán también cuando los aspirantes a cargos orgánicos e
institucionales lo sean porque se lo merecen y porque el conjunto del partido,
y no sólo la cúpula, los elige mediante procesos selectivos transparentes y
limpios. Y tampoco se resolverán estos vicios hasta que los mismos que
han llevado el partido a nivel orgánico y que ahora por concesión divina van a
ser los representantes de Ciudadanos en la diputación de València se marchen a
su casa.
El mal endémico de Ciudadanos: la misma política de
siempre.
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