Adela Espinós y Rafael Ripoll en el San Pío V. FOTO GVA El secretario autonómico de
Cultura y Deporte, Rafael Ripoll, ha presentado en el Museo de Bellas
Artes de Valencia una importante selección de los fondos que se
conservan en el museo del artista italiano Giovanni Battista Piranesi
(1720-1778), procedentes de la colección de la Real Academia de Bellas
Artes de San Carlos. Rafael Ripoll, que ha estado acompañado de la
conservadora del museo y comisaria de la muestra Adela Espinós, ha
destacado la importancia que tuvo Piranesi en el siglo XVIII con sus
grabados de Roma como impulsor de lo que después ha sido conocido como
"turismo cultural" y ha animado a visitar la exposición, que
permanecerá en el museo expuesta hasta el 2 de octubre.
El Museo de Bellas Artes de Valencia posee unas 880 láminas de
Piranesi, casi todas adquiridas en el mismo siglo XVIII por la Real
Academia de Bellas Artes de San Carlos. La última vez que se exhibieron
al público en este mismo Museo, en 1994, se mostró una selección de 41
grabados. En esta ocasión, la selección se ha ampliado a 54 grabados
originales, todos ellos de gran formato, a los que se añade el retrato
que del propio Piranesi realizara su maestro Felice Polanzani, también
perteneciente a los fondos del Museo, según ha explicado Adela Espinós,
comisaria de la muestra.
Ordenada en cinco secciones, que toman el nombre de sus series de
grabados más importantes (Carceri d'invenzione, Le antichità romane,
Descrizione e disegno dell'emisario del Lago Albano, Antichità d'Albano
e di Castelgandolfo, y Vedute di Roma), la exposición permite conocer
de manera cronológica la obra de Piranesi, uno de los mejores
grabadores al aguafuerte de la historia.
De estas series, el principal atractivo es sin duda la serie
Carceri d'invenzione, un conjunto de grabados en los que Piranesi crea
unos inverosímiles espacios arquitectónicos formados por escaleras,
bóvedas y arcos que se entrecruzan y se elevan hacia el infinito
desafiando el orden lógico y creando vertiginosos abismos infernales.
Con estas lúgubres escenografías carcelarias, Piranesi despliega toda
su imaginación como arquitecto no realizado y demuestra estar más cerca
de una sensibilidad romántica que del Neoclasicismo en el que se formó.
La primera edición de Las cárceles, compuesta por 14 láminas, se
realizó en 1745 y quince años más tarde Piranesi decidió realizar una
segunda más completa y elaborada que es la que posee el Museo de Bellas
Artes de Valencia.
Biografía de Piranesi
Nacido en Mogliano di Mestre, entonces perteneciente a la República
de Venecia, el 4 de octubre de 1720, Piranesi inició su educación
artística con su tío materno, el arquitecto Matteo Lucchesi, y con el
también arquitecto Giovanni Antonio Scalfarotto. Con el grabador Carlo
Zucchi tuvo la oportunidad de adiestrarse en el conocimiento de la
perspectiva y del aguafuerte, y a su hermano Angelo, monje cartujo,
debe sus conocimientos de latín y de la antigua Roma.
Desde muy joven sintió el deseo de ir a Roma, ciudad a la que
acudió en 1740 al formar parte del séquito de Marco Foscarini, nuevo
embajador veneciano ante el papa Benedetto XIV, en calidad de
dibujante. La vida y la obra de Piranesi no parece posible lejos del
ambiente romano. Alojado en el centro de la ciudad, el artista tendrá
la oportunidad de conocer su grandeza arquitectónica clásica.
Pronto comienza a sentir un gran interés por el grabado, que
aprende en el taller del siciliano Giuseppe Vasi, discípulo de Filippo
Juvara, y con su amigo y paisano, el también grabador Felice Polanzani.
Sus primeras obras, unas pequeñas vistas de Roma, publicadas en 1748
con el título Prima Parte di Architetture e Prospettive, constituyen la
iniciación de Piranesi en la técnica del aguafuerte, y en ellas
plasmará ya sus grandiosos sueños de arquitecto, profesión que apenas
llegó a ejercer (sólo se erigió un diseño suyo, la reconstrucción y
decoración de la iglesia de Santa María del Aventino, propiedad de la
Orden de Malta), si bien sus estudios le permitieron dibujar con mayor
facilidad.
La fama que Piranesi adquirió en Roma se debe fundamentalmente a
las Vedute di Roma, colección con la que el Papa obsequiaba a los
extranjeros que visitaban la ciudad.
En general los grabados de Piranesi, de gran formato y ordenados en
libros, se exportaron rápidamente a Europa, a modo de souvenirs del
Grand Tour, antecedente del moderno turismo cultural. Esas láminas
influirían en la arquitectura palaciega, especialmente en las casas
campestres inglesas.
Fallecido en Roma el 9 de noviembre de 1778, Piranesi fue enterrado
en la iglesia de Santa María del Aventino, su única intervención como
arquitecto en su trayectoria artística.
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