El Museo Taurino restaura la chaquetilla de ?El toreador?. FOTO: DIVAL El Museo Taurino de la Diputación de Valencia ha restaurado la chaquetilla y chaleco del torero Rafael Pérez de Guzmán ‘El toreador’ (1803-1838) después de dos años de trabajo de limpieza y reintegración de tejidos.
El proceso se ha llevado a cabo en los talleres del Ivacor (Instituto Valenciano de Conservación), organismo con el que el Taurino mantiene una estrecha vinculación para la conservación y tratamiento de sus fondos.
El conjunto de Guzmán, que se conserva desde el siglo XIX, fue presentado en la exposición de Paco Delgado “El traje de luces. La segunda piel del torero”, que el museo de la Diputación mostró durante el pasado mes de marzo en el MuVIM.
Pérez de Guzmán, cordobés de familia aristócrata, se apartó de su carrera militar para dedicarse al toreo, algo poco común en su época.
Fue uno de los toreadores más destacados de su tiempo. Apodado ‘El Toreador’ y ‘El bueno’ obtuvo grandes éxitos en importantes plazas como Madrid, Barcelona o Aranjuez. Murió a los 36 años tras ser asaltado por unos bandoleros cuando iba de camino a una corrida a la capital.
El traje restaurado, de color rosa palo y con detalles decorativos de pasamanería dorada, lo vestía el espada en las corridas camperas, cuando todavía no se habían instaurado las directrices de indumentaria taurina del siglo XX, por lo que los trajes eran más cómodos y menos pesados que los actuales trajes de luces.
Las piezas restauradas de “El toreador” se ubicarán en un futuro en la exposición permanente del Museo Taurino, ubicado en el Pasaje Doctor Serra de Valencia.
Proceso de restauración
El Ivacor ha sido el encargado de realizar la restauración de la chaquetilla y el chaleco de ‘El toreador’, ambas piezas donadas al Museo Taurino por un coleccionista privado.
Mercè Fernández, restauradora del Ivacor, ha trabajado en la recuperación de las piezas durante los años 2012 y 2013.
“El estado de conservación del conjunto era muy deficiente pues se encontraba enmarcado y sujeto con clavos y alfileres en una tabla,lo que provocó importantes perforaciones y manchas de óxido”, según ha explicado la restauradora.
En el Ivacor se realiza un proceso de estudio de cada pieza que entra en sus talleres para restaurar detallando medidas, tejidos, partes deterioradas para hacer un informe técnico del proceso necesario para acondicionar las piezas.
En estas prendas en concreto, como en toda la indumentaria taurina, se dejan las marcas históricas que le dan a la pieza su sentido y recuerdo que la marcó, bien sean las huellas de una cornada, del deterioro por las características de la confección de la época, etc.
Además, ha contado Mercè Fernández que en el interior de las piezas hubo un ataque biológico de insectos que dejaron una gran cantidad de excrementos de tamaño muy pequeño que afectó a gran parte del tejido, que hizo más costoso el trabajo de recuperación de la base del mismo.
Conforme han explicado fuentes del Ivacor, la chaquetilla y el chaleco fueron sometidos a un tratamiento de anoxia con nitrógeno para eliminar la posible actividad biológica que pudiera seguir dañando las piezas.
Tras la limpieza exhaustiva de todas las partes que conforman la chaquetilla y el chaleco se trabajó en la reintegración de tejido en las zonas perforadas o gravemente afectadas por el tiempo. Para ello, se empleó seda tintada del color más cercano al rosa original para rellenar las zonas dañadas.
La indumentaria de “El Toreador” ya forma parte de los más de 3.000 fondos que posee el Museo Taurino de Valencia.
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