Natalia Enguix y David García se saludan ante la atenta mirada de Jorge Rodríguez. /EPDAEl alcalde de Nules, el pujante David García; y su homólogo de Ontinyent, el expresidente de la Diputación de Valencia Jorge Rodríguez, emprendieron el pasado año una cruzada novedosa y singular que la llevaron a escala nacional. Su objetivo consiste en unir a la pléyade de partidos locales diseminados por sus diferentes municipios y convertirlos en lo más parecido a una formación unificada.
El premio de lograrlo se basa en multiplicar su representación provincial e incluso regional si entran en Les Corts. Para alcanzarlo cuentan con una baza fundamental: el hecho de que la vicepresidenta primera de la Diputación, Natalia Enguix, milite en Ens Uneix (curiosa aliteración entre apellido y nombre del grupo político), el partido del citado Rodríguez. Ella ha sido la primera en cruzar ese Rubicón que parecía infranqueable, el de que una marca local tenga escaño en la corporación provincial. Lo ha hecho a la par que el partido gaditano La Línea 100%.
Ha ejercido de ariete. El resto espera entrar tras Enguix en un futuro planificado para 2027. Por el camino han reclutado en la Comunitat Valenciana a 60 formaciones municipales diferentes, que van desde Sueca per Davant hasta el Partido de Requena y Aldeas y un largo etcétera más que agrupa a unos 80 concejales.
Esperan, según vaticina el visionario alcalde de Nules –logró la alcaldía en 2015 con un único concejal (él mismo) y la ha ido revalidando hasta pasar a ganar las elecciones de 2023 con siete ediles- duplicar ese registro al finalizar este año mientras exportan el modelo valenciano al conjunto de España aliándose con marcas de mayor implantación supramunicipal como la Unión de Ciudadanos Independientes (UCIN).
Lo querían hacer con sus congresos comarcales a escala interna y, de manera externa, influyendo en mociones de censura como la de Sueca, en la que su pacto en Diputación con el PP resultó determinante para que la candidata local de esta formación, Carolina Torres, emitiera voto favorable a Julián Sáez, de Sueca per Davant, como alcalde en agosto del pasado año.
No obstante, se han topado en su camino orgánico con un acontecimiento inesperado y tan inusual como llamativo en la política valenciana. La Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) ha tenido que cambiar de presidenta porque la escogida en 2023, Rocío Cortés, fue destituida de la alcaldía de Requena tras una moción de censura el pasado mes de noviembre. Y si no es alcaldesa no puede ser presidenta.
El PP no contempló ese posible escenario –pese a la precariedad con la que gobernaba Cortés- cuando la designó. De manera provisional la ha sustituido por el máximo edil de Benicarló, Juan Manuel Cerdà, hasta que en unas semanas se celebre el pleno para la elección de la persona que ostentará la máxima representación.
La formación popular, con mayoría, ha orientado a una de sus ya alcaldesas icónicas –debutó como candidata a la vara de mando y a la vez como componente destacada de la lista a Les Corts por la provincia de Valencia- hacia ese puesto.
Quizás con Paqui Bartual –que así se llama esta firme defensora de la tradicional morcilla de Xirivella, su municipio-, la FVMP adquiera la importancia que merece, ya que la mayoría de sus antecesores optó por un perfil bajo en este relevante y poco lucido cargo autonómico.
No obstante, para acceder al puesto –y aquí se unen la historia de la Unión Municipalista y de la federación aludida- necesita de un respaldo amplio, que incluye el de la Diputación de Valencia. Y en este punto la coalición de partidos locales quiere plantear exigencias o, incluso, presentar candidatura alternativa. En los encuentros planificados o espontáneos de la Feria Internacional de Turismo (Fitur) de esta semana han hilvanado parte de esa estrategia. Y en la propia corporación provincial podrían acabar de cerrarla la próxima semana.
Se han encontrado con un hecho inesperado que les permite asomar cabeza por encima o, como poco, al mismo nivel que las dos grandes formaciones que abarcan casi todos los principales cargos institucionales –con la excepción de Vox en la presidencia de Les Corts y los ayuntamientos dirigidos por Compromís-.
La cuestión radica en hasta qué punto lo aprovechan. Si quieren que se convierta en un tema más de negociación con el PP o si apuestan por configurar un campo preliminar de batalla de cara a los comicios de 2027, en los que plantean presentar candidaturas comarcales conjuntas para competir por los escaños provinciales con populares, socialistas, voxistas y compromisarios. O si amagan con la segundo para terminar en lo primero y lograr alguna vicepresidencia destacada.
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