Casimiro López, obispo de Segorbe El
obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente, ha decretado la
reapertura de iglesia y templos en la diócesis a partir del próximo día 11,
cumpliendo con las medidas de seguridad establecidas.
El
decreto establece que “dada la limitación de la asistencia del número de fieles
a los templos según su aforo total, que previsiblemente establecerán las
autoridades sanitarias para las distintas fases hasta la reapertura total de
los templos, pido a los sacerdotes que aumenten el número de Misas los
domingos, días de precepto y sus vísperas, allí donde sea necesario y posible,
para que los fieles puedan participar en la Santa Misa y cumplir con el
precepto dominical evitando así aglomeraciones”.
El
prelado señala en su escrito que “no se
puede olvidar que el coronavirus sigue propagándose por España y entre
nosotros. Ante esta circunstancia, todos tenemos la grave responsabilidad moral
de prevenir el contagio de la enfermedad poniendo los medios oportunos para
evitar contagiar y ser contagiados. Por ello, todos hemos de observar las
medidas de distancia social y el resto de medidas de prevención, establecidas o
recomendadas, por las autoridades civiles o eclesiásticas”.
Así
mismo se mantiene la suspensión de las visitas turísticas a los templos y
museos de la Iglesia, hasta nueva disposición.
También
se mantiene la prórroga de la dispensa de la obligación de participar en la
Eucaristía los domingos y demás días de precepto (cf. c. 1247 CIC), para quien
no pueda acudir al templo a causa del actual estado de emergencia sanitaria, “invitando,
en este caso, a la lectura de la Palabra de Dios, a la oración en las casas y a
seguir la Santa Misa a través de los medios de comunicación social. También,
invito a las personas mayores, enfermas o en situación de riesgo a que valoren
la conveniencia de no salir de sus domicilios”.
Casimiro
López invita a todos “a continuar rezando
por el fin de la pandemia, por los fallecidos y sus familiares, por los
contagiados, por el personal sanitario y de servicios, por los trabajadores y
los empresarios, por las familias y el Estado, acogiéndose a la intercesión de
Nuestra Señora, la Virgen de la Cueva Santa y haciendo propia la oración del
papa Francisco: “Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos con la
voluntad del Padre y a hacer lo que nos diga Jesús, quien ha tomado sobre sí
nuestros sufrimientos y ha cargado nuestros dolores para conducirnos, a través
de la cruz, a la alegría de la resurrección. Bajo tu amparo nos acogemos, Santa
Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas, que estamos en la prueba, y
líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Amén”.
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