Voro Soler.
Con
la nueva normativa sobre gestión y reciclado de residuos ya aprobada
en el Parlamento europeo hace tan sólo unos días, hemos podido
escuchar al presidente de la Generalitat Ximo Puig anunciar la
organización de unas jornadas sobre economía circular conjuntamente
con la Comisión Europea para promover sus valores y concienciar a la
sociedad.
La
economía circular plantea un modelo alternativo al modelo lineal,-
imperante hasta el momento-, basada en la prevención, la
reutilización, la reparación, el recondicionamiento y el reciclaje
de los residuos para conseguir un óptimo aprovechamiento de los
recursos disponibles. Con lo anunciado por el presidente se pretende
concienciar sobre la necesidad e importancia de este cambio de
modelo.
Hemos
perdido años de planificación y trabajo con los sucesivos
gobiernos del PP en nuestra comunidad. El anterior secretario
autonómico de medio ambiente, no supo o no pudo priorizar los
objetivos para estos cuatro primeros años de gobierno. Ha sido la
reciente visita a la capital europea del presidente de la Generalitat
que se reunió con el director general de Medio Ambiente de la
Comisión Europea, Daniel Calleja, quien ha planteado la necesidad de
estas jornadas para entroncar la estrategia valenciana con la
europea.
El
objetivo no por evidente deja de plantear sus dificultades ya que
necesitará de la participación activa del tejido empresarial, las
asociaciones de consumidores, los ayuntamientos y de los partidos
políticos. Un pacto valenciano a corto y medio plazo que integre las
necesidades y espectativas de todos.
El
problema de inicio lo plantea las condiciones del “campo de juego”.
Y para muestra “un botón”. La ciudadanía está cada vez más
informada/concienciada de la necesidad de reducir el consumo
indiscriminado y masivo de las bolsas de plástico. Existe una
normativa europea muy clara y contundente sobre este tema. Nuestro
gobierno central tiene una normativa aprobada, deberíamos haber
empezado a disminuir el consumo y distribución indiscriminada de
bolsas de plástico. Este pasado mes de marzo debería haber
comenzado la obligatoriedad de cobrar en todos los comercios el uso
de bolsas: entre 5 y 15 céntimos por bolsa, pero sigue en suspenso
“sine die”. El objetivo, llegar al 2020 eliminando el uso de este
tipo de plásticos.
Y
claro, los datos nos dejan en muy mal lugar: sólo conseguimos
reciclar en España el 30% de los plásticos. Los datos
internacionales no son tampoco muy prometedores, 12 millones de
toneladas de plástico acaban todos los años en los mares y océanos
mundiales, una simple botella de plástico tarda 500 años en
descomponerse, sí has leído bien 500 años… En 2020 produciremos,
si nadie lo remedia, más de 500 millones de toneladas de plásticos
(un 900% más que en 1980). Sin lugar a dudas podemos afirmar que el
plástico se ha convertido en el enemigo número uno de mares y
océanos. Existe toda una campaña de denuncia y concienciación de
la organización Greenpeace sobre los peligros del plástico, y en
concreto sobre nuestro mar Mediterráneo, (estudio que recomiendo
para su lectura y análisis).
Y
ya sabeis, nuestra actividad económica tiene como uno de sus pilares
básicos el turismo, el turismo de playa, el mar Mediterráneo como
marco de referencia. A nadie se le escapa el desastre que puede
suponer para nuestra economía un Mediterráneo degradado, poco
atractivo, con sus playas contaminadas, con su fauna en peligro, con
sus productos y atractivo gastronómico en entredicho…, ¡un
desastre por partida doble! Un desastre previsiblemente insuperable.
Todas y todos debemos ponernos manos a la obra: la Generalitat, los
ayuntamientos, las asociaciones de consumidores, los empresarios, la
ciudadanía…, está en juego nuestro futuro.
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