Eugenia Castaño. FOTO EPDAMiedo por no aceptar lo distinto
sufrimiento ante el dolor producido por alguien
rebelión frente a una idea que oprime
un ser que lástima ¿Qué es el odio?
Fácil sentirlo, también propagarlo
como hongo firme, prolongable
perenne en pueblos hermanos,
en hijos de una misma madre, nación o planeta
en corazones ciegos, absolutos erróneos,
argumentos transmitidos
generación tras generación.
A veces se cree lícito sentirlo
cuando alguien ha truncado vidas
pregunto: ¿Sirve para algo ese odio?
el odio disecciona,
mata por dentro al que lo siente
y por fuera a su víctima
el odio estanca, crea límites,
cierra espacios, daña personas y cosas.
El odio cansa, deprime, ensucia
no claudica en aras de más odio
culmina en negar el derecho a la vida;
arruga el camino, el alma, los sueños,
no se puede esconder de los ojos
corta cual daga su mirada.
¿Cómo se amamanta un nuevo hijo con odio?
robándole su inocencia, su infancia, sus anhelos,
con verdades a medias, o mentiras si hace falta
un niño contaminado, enfermo, marchito,
¿Cuál futuro humano crecerá en el fango?
¿Con el odio cuándo dormirá tranquilo?
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