Manuel Martínez. / EPDACuando las barbas de
tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar. Pues bien, ante esta
posibilidad, pronto se han puesto de acuerdo dos de los grandes partidos
políticos de este país para intentar formar gobierno, no por dar estabilidad a
nuestro país como debería ser, sino por miedo a perder su silla como ya
empezaban a pedir algunas voces internas ante el desastre electoral, más
todavía tras lo sucedido en el seno del partido naranja.
Es una lástima que
para llegar a este acuerdo, hayamos tenido que pasar por unas segundas
elecciones y es que parece ser que esos partidos que están jugando
constantemente con el miedo (miedo a los independentistas, miedo a los
comunistas, miedo a la ultraderecha...), no mueven ficha hasta que lo sienten
de una manera u otra en sus propias carnes.
Unos dicen que para
este viaje no hacían falta tantas alforjas y otros que nunca es tarde si la
dicha es buena, el tiempo nos dirá quién estuvo más acertado. Ahora, lo que sí
que podemos decir a ciencia cierta es que lo más probable de llevarse a cabo
este pacto (no sería la primera vez que alguno de estos pactos queda en papel
mojado), el gobierno que tendremos será más débil que aquel que podíamos haber
tenido hace escasos meses.
Nos hemos convertido en
una democracia cortoplacista en la que se está pensando más en las medidas que
consiguen votos que en aquellas que solucionan problemas. No obstante,
esperaremos acontecimientos, siendo positivos, quizás utópicos, el miedo que
les está haciendo ahora a los políticos llegar a acuerdos y a la vez alejar el
fantasma de unas terceras elecciones (de momento), nos dé la estabilidad
necesaria para acometer las reformas a medio y largo plazo que necesita este
país.
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