Quico Adán. FOTO EPDAEl Papa Francisco sigue dando notas de aportar una revolución humanista a
la Iglesia, un giro racional que se aleja del dogmatismo del Papa alemán
Benedicto XVI. El Papa Francisco, al contrario que su antecesor, aporta una
visión de la iglesia menos rigorista en las formas y más flexible en cuanto a
los dogmas y más sencilla en cuanto a la parafernalia.
Leí con cariño, atención y ánimo de aprendizaje ( como no podía ser de otra
forma) el artículo de mi amigo Pere Valenciano, reflexionando sobre los temas
que han llevado, qué duda cabe, a una contradicción a más de uno haciendo
chocar su realidad personal con las ideas que supuestamente defiende su partido.
Este es un país extraño donde, como dice Pere, en la derecha hay muchos
homosexuales que tienen esa lucha interna entre las ideas de partido y su
realidad personal y en la izquierda hay personas que van de abanderadas de la
libertad, que portan imágenes de respeto y tolerancia pero que juzgan a la
persona por sus ideas haciendo recaer sobre alguien que se confiesa de
derechas, una catarata de prejuicios adoctrinados que acaban por estamparse
contra la pared de la persona de derechas que no responde a ese patrón y a ese
perfil de persona prejuiciosa y violenta que guarda en su maletero un bate de
beisbol para ir repartiendo cariño.
A mí me ha pasado. Del “pero es que eres de derechas” como argumento
superador a otras virtudes que podrían ver en mi persona a la pregunta más estúpida
que me ha llegado a hacer una chica “¿tu educarías a tus hijos en el odio al
homosexual?”. Perfiles de pijoprogres o de “peperos” entendidos estos dos tipos
como aquellos cuyas ideas han sido insertadas, a lo Matrix, por la maquinaria
de los partidos y que no se dan cuenta que los defectos que ven en los otros
son los propios.
El problema viene de raíz, cuando hablamos de “ideas de partido”. Los partidos
no tienen ideas, por el amor de Dios, las ideas son de las personas que se unen
cuando estas ideas convergen o son complementarias para buscar un fin común. Pero
primero se tiene la idea y luego se junta a la organización, no al revés. Mucho
leninista de Warhol, de restaurante caro
y cocina de diseño y de foto con istagram e Iphone; mucho conservador de cocaína
y fiesta loca. Mucho que ve los fantasmas propios en los otros. Mucho molde
ideológico y mucho prejuicio.
Así que, el artículo de El Picudo de Pere hace una reflexión sobre las
contradicciones, existentes en el seno del PP y de la Iglesia que defendían, en
algunos casos, una postura bastante inmovilista sobre el matrimonio homosexual.
Irreal. La oposición iba desde estar en contra de la palabra “matrimonio”,
extremo, a mi entender, intrascendente y sobre el que se podría llegar a un
acuerdo hasta la total oposición de base. Hay que resaltar la variedad
ideológica que coexiste en el PP, desde los liberales, pasando por la
democracia cristiana, llegando a los conservadores.
El Papa ha dicho que cómo va a juzgar a una persona por ser homosexual. Es
tan sencillo. Es tan lógico. Es tan cristiano. ¡Cuánto heterosexual conozco
condenado a los calderos del infierno!. La orientación sexual no debería ser
motivo de recriminación ni de discriminación, ya sea positiva o negativa. ¿Por qué
una persona por ser bisexual va a tener más o menos derechos que yo, más o
menos ventajas en el mundo laboral que yo?. El Papa Francisco, desde su trinchera
ha dicho algo evidente: Dios mira nuestro corazón y si en él hay amor y hay
nobleza es lo que le importa. Amaros los unos a los otros.
Con respecto al Estado, el Papa Francisco ha dicho otra cosa que no era
nuevo para los cristianos, al menos, para los que hemos leído las enseñanzas de
Cristo y hemos visto que, difíciles de seguir sí que son, pero no difíciles de
memorizar. Entre ellas está la consabida “dad al Cesar lo que es del Cesar y a
Dios lo que es de Dios”, expresión que viene a hablar de forma, totalmente
novedosa en la historia de la separación de Iglesia- Estado. Normal, pues, que
el Papa Francisco hable de los Estados aconfesionales, pero ojo, no laicos.
Aconfesionales y esto es España: aconfesional.
Pero, al contrario de lo que piensa Pere que expresa que la religión es una
creencia privada del individuo, yo pienso que no, que la religión puede ser una
manifestación pública y grupal. Y así lo
reconoce nuestro artículo 16 de la Constitución.
El Papa está quitando adornos innecesarios de la tradición católica y está
limpiando (o al menos intentándolo) aquellos comportamientos claramente
contradictorios con la esencia cristiana de la Iglesia. La Iglesia está formada
por personas y las personas somos imperfectas y todas cometemos errores y
contradicciones, lo único que aquí estamos muy acostumbrados a hacer eso de ver
la espiga en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.
Artículo de El Picudo de Pere Valenciano
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