Trazado de los futuros parques metropolitanos./GVA
Pleno del Consell./GVA“El parque de la esperanza”. Con estas palabras ha rebautizado el president de la Generalitat, Carlos Mazón, el futuro parque inundable metropolitano, que será su denominación oficial. En cualquier caso, su objetivo consistir en convertirse en símbolo de la recuperación de la dana y en ejercer una poderosa metamorfosis sobre Valencia y su área metropolitana.
La presentación de este proyecto, diseñado por Conselleria de Medio Ambiente junto a un equipo de expertos presentación de la Universidad Politécnica, ha sido orquestada en un lugar igualmente simbólico: el espacio boscoso de El Saler y, más en concreto, el Centro de Recuperación de Fauna La Granja de El Saler. Bajo la sombra de la pinada y con la siempre apaciguadora imagen del lago de la Albufera como fondo, el president de la Generalitat ha culminado este martes la explicación de la tentativa posiblemente más ambiciosa del Consell.
Antes, ha llegado la disección de datos por parte del propio conseller de Medio Ambiente, Vicente Martínez Mus; de su secretario autonómico Raúl Medina y del ingeniero Eduardo Rojas, coordinador de un equipo de expertos técnicos. En conjunto, y cada cual desde una perspectiva, han detallado en qué consistirán los futuros parques del Turia y del Poyo, que, conjuntamente, aglutinarán 1.500 hectáreas, tantas como la Casa de Campo de Madrid.
En la práctica, desde el punto de vista de la ciudadanía, esto supondrá 100 kilómetros de senderos o una ciclovía que llegará a los 50. Empezará a atisbarse como realidad en el presupuesto de 2026, en el que tendrá consignados 2 millones para el inicio del proyecto.
Dos ramales
Esta transformación urbana en espacio verde no inundable se desgrana en dos enormes ramales. Ambos parten del Mediterráneo. Uno lo hará desde el futuro Parque de Desembocadura de Valencia, atravesará todo el Jardín del Turia y terminará, después de pasar por Quart de Poblet, Mislata o Manises, en la Vallesa de Paterna.
El otro ramal, que nacerá desde una bifurcación por la Albufera, se adentrará por Picanya, Paiporta, La Torre o (con otra extensión), Catarroja. Ambos, el del norte del Turia y el del sur del Poyo, se hallarán conectados por sendas vías ciclopeatonales.
Los dos recorridos, diseñados sobre la base de proyectos de grandes parques en Múnich, Nueva York o París, abarcarán esas 1.500 hectáreas, a lo largo de las cuales se erguirán 100.000 árboles o se expandirán 800 hectáreas de pradera. Incluso habrá lo que Raúl Mérida calificó como “Rincón del Pensamiento y del Recuerdo”.
Música clásica y trabajo al aire libre
El secretario autonómico ahondó en otras utilizaciones, que abarcan desde áreas de descanso, actividad deportiva, música clásica para acompañar el paseo, trabajo al aire libre (coworking en abierto), refugios climáticos o incluso estaciones meteorológicas en instalaciones que recordarán a cabinas telefónicas.
En cualquier caso, su objetivo principal consistirá en regenerar el amplio espacio afectado por la dana y en garantizar, con las máximas posibilidades de éxito, que no vuelva a ocurrir una tragedia de esta dimensión. Para conseguirlo, por ejemplo, habrá una zona de laminación en Pla de Quart con una extensión de tres millones de metros cuadrados.
“La estrategia consiste en pensar en verde y en hidrología como algo conjunto, que esté al mismo nivel que la vivienda”, ha resumido el ingeniero Eduardo Rojas, quien ha recalcado la relevancia del mantenimiento de estos futuros parques, “una cuestión más importante que la creación en sí del espacio”. También apeló a educar a la ciudadanía en que “el riesgo cero no existe” y en implicar a la población afectada con acciones como plantar un árbol por persona.
Reducir la inseguridad
Por su parte, el secretario autonómico de Medio Ambiente ha hecho hincapié en “reducir la inseguridad en un entorno de alrededor de medio millón de personas en l’Horta Sud. Queremos pasar de un paisaje devastado a un territorio de vida con una regeneración inteligente de las riberas del Turia y del Poyo. Nunca una autonomía había acometido un proyecto de regeneración de esta dimensión, en 35 kilómetros longitudinales”.
Tras los datos y explicaciones técnicas en la presentación, el president de la Generalitat apeló a las emociones. Además de denominar a este proyecto como Parque de la Esperanza, subrayó un permiso que se han otorgado. “A la vez que afrontamos la reconstrucción y hemos hecho el mayor esfuerzo de la historia de la Generalitat, nos hemos permitido soñar. No se trata de rehacer lo que se deshizo, sino de hacerlo mejor”.
Carlos Mazón puso cifras pecuniarias al proyecto de los corredores verdes o parques que ocuparán, conjuntamente, 35 kilómetros. Supondrán una inversión mínima de 150 millones. Para obtenerla, además de estirar recursos propios, la Generalitat buscará de la Unión Europea, del Estado o de empresas privadas de diferentes ámbitos, desde el reciclaje al hidrológico. “A la devastación debemos responder con una transformación”, sentenciaba. Una vez presentado a los medios de comunicación, comenzarán la larga fase de traslación a los municipios, búsqueda de socios inversores y licitación con el horizonte de convertir ese sueño en una realidad metropolitana.
El president de la Generalitat, antes de la presentación./GVA
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