El periodismo vive en España uno de sus peores momentos. En los últimos 3 años han perdido su empleo más de 5.000 profesionales y la sangría no ha terminado.
Primero fueron los periódicos impresos. Todas las cabeceras han hecho Expedientes de Regulación de Empleo, cuando no han cerrado. La crisis de la publicidad y la caída de sus ventas han obligado a las empresas editoras a hacer fuertes ajustes en sus plantillas.
Después llegó la TDT y con ella, una eclosión de nuevas televisiones, nacionales, regionales y locales. Monumental fiasco. Hay centenares de ejemplos de fracasos en todas las escalas. Las últimas han sido Veo 7, de Unidad Editorial (El Mundo) y La10 (Grupo Vocento), que pretendían imitar las programaciones de las teles generalistas. Grave error. La única que sobrevive es Intereconomía y porque ha creado un emporio multimedia con un marcado carácter ideológico de derechas.
A nivel regional y local, todas las Comunidades Autónomas tienen numerosos casos de televisiones que nacieron y murieron sin reproducirse. En la valenciana, por ejemplo, ni Tele 7, ni LP Televisión, duraron dos telediarios. Y a nivel local y comarcal el último ejemplo ha sido el cierre de Gandia Televisió. Ni hay dinero, ni se le espera. El que planificó así el desarrollo de la TDT en España debería estar en la cárcel.
Y aún quedan ajustes por hacer. Por ejemplo, en las televisiones públicas autonómicas, que han hinchado sus plantillas a cargo del esquilmado contribuyente. Canal 9, otro ejemplo: más de 1.800 trabajadores con una cuota de pantalla que no pasa del 5%. Si la mitad son funcionarios, el resto de empleados no tienen motivos para la tranquilidad. Una pena, pese a todo, no son los culpables del desaguisado, pero sí pagarán los platos rotos.
En esas andamos cuando esta semana me he reunido con un joven -todavía más que yo- que quería hacer prácticas en www.elperiodicodeaqui.com y con un veterano ex compañero del periódico valenciano Las Provincias, ambos metáforas vivas de la situación del periodismo actual en España; los jóvenes licenciados en Ciencias de la Información se enfrentan a un futuro más oscuro que el negro y los veteranos profesionales que han dado su vida por su empresa y tienen un bagaje espectacular, son los primeros en ser amortizados. Craso error.
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