La Unión Europea ha
establecido un objetivo claro para el año 2030: todos los envases de plástico elaborados
y distribuidos para dicho año serán 100% reciclables. No solo es una meta, sino
que se ha convertido en ley de acuerdo con la directiva 2019/904.
Con esta nueva ley, la
Unión Europea procura reducir significativamente el impacto que tiene el
plástico sobre el medio ambiente. Sin embargo, se presentan muchos retos por
superar para alcanzar esta meta.
Una ley para incorporar mayor
porcentaje de material reciclado
Las normativas
establecidas según la directiva 2019/904, obliga a la incorporación de material
reciclado en los envases plásticos, de
hasta 3 litros, que se fabrican y distribuyen por toda Europa.
Es una obligación
incorporar al menos un 25% de material reciclado para el año 2025. Para el año
2030, el objetivo es que cada envase plástico contenga un 30% o más de material
reciclado.
Con esto, cada vez más
incrementa la demanda de soluciones ecológicas, sostenibles y amigables con el
medio ambiente.
El r-PET reciclado como solución
El Tereftalato de
Polietileno es un tipo de plástico muy utilizado para el envasado. En su
versión reciclada, se le conoce como r-PET y, actualmente, figura como una de
las soluciones sostenibles más demandas para cumplir con la normativa de la Unión
Europea.
El r-PET logra cumplir
con todas las exigencias y parámetros establecidos para el envasado con
material reciclado. De hecho, es el único material que ha sido aprobado por la
Unión Europea y cuenta con específicos procesos de reciclado luego del consumo.
A pesar de que el PET
pierde parte de sus características en el proceso de transformación al r-PET,
puede cumplir con las exigencias del envasado alimentario al combinarse con un
porcentaje de material virgen.
Crecen los retos por superar
Sin embargo, es un reto
cumplir con las exigencias establecidas en la ley, ya que el material procesado
debe contar con un peso molecular determinado, la viscosidad idónea,
propiedades ópticas intactas y cualidades conservantes como la barrera de
gases.
Es decir, el r-PET y los
fabricantes deberán superar el reto de crear un envasado que cumpla con la
normativa técnica y de seguridad que se establece en la ley alimentaria.
Además, se presenta uno
de los mayores retos: cómo ofrecer el material reciclado para cubrir la demanda
de todos los consumidores y ofrecer un precio bastante competitivo.
Aunado a eso, sigue en
pleno crecimiento la población de consumidores que buscan alternativas
sostenibles con respecto al envasado alimentario. Es un reto que ha llegado y
necesita ser solventado a brevedad.
Soluciones sostenibles para el
envasado
Las envasadoras y productoras
de alimentos están en busca de alternativas sostenibles que puedan cumplir con
los parámetros establecidos por la normativa alimentaria.
De hecho, algunas
empresas como Starlinger, ya están empleando herramientas tecnológicas que
aseguran una limpieza profunda del material reciclado. Con esto, procuran
eliminar los contaminantes que suelen adherirse al plástico y que afectan su
uso posconsumo.
Asimismo, se ha visto
como muchas empresas han decidido comenzar a incorporar el r-PET en su envasado
alimentario. El porcentaje de incorporación varía entre un 20 y el 100% de
r-PET añadido al envasado.
Aunque los retos siguen
más latentes que nunca, todo parece que la Unión Europea podrá cumplir y
superar su objetivo para el año 2025 y el 2030.
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