Rafa Tomás.
Cada vez que el Gobierno de
España toma decisiones, toda la ciudadanía ha aprendido que algún derecho
está empezando a desaparecer con toda seguridad. Y lo peor es que esta
sospecha no falla. Ahora tenemos la absurda decisión de no querer reconocer el
derecho a la sanidad pública para el tema de la fecundidad de las mujeres
lesbianas o de las mujeres solteras. Siguen obsesionados por mantener una
imagen de la familia superconservadora y en meterse en el interior de la
realidad sexual de cada persona, sin aceptar la libertad como clave de las decisiones
personales en las sociedades modernas. Y siguen amenazando con reducir los
derechos a tomar las decisiones sobre el aborto por parte de las mujeres en
primer lugar.
Y ya han puesto sobre la
mesa el Anteproyecto de Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración
local, que en el fondo pretende hacer una absurda e irracional reducción de la
democracia local, que podría hacer que muchos Ayuntamientos de menos de 20.000
habitantes perdieran competencias y que las innecesarias y no elegidas
Diputaciones crecieran desaforadamente, con una alejamiento de las decisiones
y de la gestión y con una privatización de muchos servicios de proximidad. Ya
veremos en qué acaba este Anteproyecto de Ley, porque incluso muchísimas
personas electas del PP en la vida local están contra estas propuestas de
reducción y de alejamiento.
Pero ya sabemos que la
corrupción en el interior del PP ha sido inmensa, digan lo que digan, y que
han de plantar cara, porque esta sociedad se merece saberlo todo, porque en las
democracias la soberanía la tiene el pueblo, la tiene toda la ciudadanía y las
personas electas están a nuestro servicio. Y la ciudadanía hemos de estar
preocupados por las decisiones globales que vamos conociendo.
No podemos querer que se
nos controle nuestra vida, nuestras llamadas, nuestro Internet. No podemos
aceptar que los Estados hipócritamente defiendan derechos maravillosos y luego
sean incapaces de plantarle cara a los Estados que violan brutalmente los
derechos de las mujeres y que son capaces de meter en la cárcel a una mujer
sueca que ha sido violada, por practicar el sexo fuera del matrimonio.
En nuestra Comunidad la corrupción
tiene rasgos de película de humor. Es difícil aceptar que tengamos un
Parlamento valenciano con tantas personas implicadas. Parece un chiste. Y
sabemos que aun están obsesionados con la Fórmula 1 y con chorradas de esas y,
sin embargo, tenemos barbaridad de niños y de niñas en barracones, se recortan
las becas, se reduce el profesorado, no se paga a las farmacias, ni a los comedores
escolares, ni las ayudas de libros, ni a las personas con discapacidad.
En Sagunto aun no han sido
capaces de poner en marcha realmente el Plan de Empleo, pero las fiestas han
utilizado unos horarios que cuesta entender que sean legales y que están
violando algo tan sencillo y tan elemental como el derecho al descanso y al
silencio de muchísima gente. ¿Quién autoriza que la discomóvil empiece a las 2
de la madrugada y acabe a las 5 o a las 6 de la madrugada? ¿Cuántas personas
pueden disfrutar de ese absurdo privilegio y cuántas personas sufren
consecuencias nefastas en su vida laboral y en su vida diaria? ¿Por qué el
Ayuntamiento no planta cara a esas barbaridades? ¿A quién le tienen miedo y
por qué?
Y ese es el problema que
estamos teniendo toda la ciudadanía. Recortes de nuestros derechos, persecución
pública y secreta a nuestras libertades, cada vez va a ser más difícil exponer
nuestras discrepancias, pero cada vez hemos de volver a organizarnos y a
participar. Ya saben que lo quiere el PP y la derecha europea y mundial es una
sociedad cada vez más ignorante, seudomoderna-digital, no participativa, cabreada
pero sin alternativas, cada vez m´ñas ignorante porque no hay que leer nada.
Y siguen despertando en
nosotros el racismo, porque el enemigo siempre viene de fuera y quieren una España
cada vez más centralista, más castellanizada y más España eterna. !Fíjense
cuántas luchas tenemos que hacer!
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