El resultado

Paco Novella.

En los resultados de las Elec­ciones europeas, más que cifras y números contrapuestos, habría que averiguar qué hay en las mismas de consejo, qué hay de advertencia y qué hay de ruptu­ra: la ruptura con el sistema ac­tual es mínima siendo el padeci­miento mucho y es quizá el punto más significativo la inexistencia todavía de un movimiento social que, salvo ruidosas excepciones, apuesta más por el movimiento tranquilo y seguro que por el dul­ce sonido de la flauta que suena armoniosamente cuando se es­cucha lo que se quiere oír en esa Barataria nacional del “sí pero ya no tanto”. Los partidos “tradicio­nales” no han roto esa línea contí­nua de estabilidad política y social aunque hayan perdido incluso la mitad de sus votos porque tienen más de elementos vertebradores que de encaje político

¿Qué de advertencia? Los re­sultados de las Elecciones no ha lugar a dudas. Los votantes , al vo­tar, además de hacerlo advierten, apuntan, indican lo que puede ser un síntoma, un diagnóstico o se puede convertir en una espantosa gangrena de lo que rechazan con fuerza o de lo que no están dis­puestos a tolerar. La gente advierte pero también abandona

La gente puede aceptar sacrificios y los está aceptando de hecho y los soporta muchas veces con heroicidad y silencio incluso propios de la más alta ad­miración pero quizá ese “punto de encaje” sería menor si a los jubi­lados, por ejemplo, se les eximie­ra del pago de sus medicamentos pues la gente en multitud de oca­siones valora más estos puntos sensibles donde los votos no son más que voluntades firmes que aprecian, que reflexionan y no se mueven instintivamente para abandonar un partido político y escoger a otro, escorado siempre más a la izquierda que a la dere­cha donde el voto es más fiel aun­que nunca definitivo.

¿Y qué de consejo? Me pregun­taba al principio cuánto había te­nido de ruptura estas elecciones, cuánto de advertencia y cuánto de consejo. En ese mismo orden jerárquico, que se puede invertir, la gente ha preferido aconsejar no hacer que seguir haciendo lo mis­mo porque con la razón también se muere de éxito.