José seco. /EPDA Los docentes tenemos, de nuevo, el reto de un curso lleno de incertidumbres, anhelos, esperanzas y dudas.
Normalmente, el inicio del curso se centra en remarcar la vuelta del verano, los problemas de horarios, la configuración de los grupos... pero lo verdaderamente importante es cómo la persona, el docente, se enfrenta de nuevo al trabajo. Un trabajo con una alta exigencia profesional, pero sobre todo, mental. Únicamente desde una buena "salud mental" del docente, puede entenderse una buena práctica profesional.
El estado de ánimo del docente, sus relaciones con otros compañeros y compañeras, una escucha activa de equipos directivos y, por qué no, de la Administración, hacen que el día a día, en lugar de ser soportable, sea enriquecedor, un reto tentador, una ilusión de nuevo y un acicate en nuestra vida, primero profesional y trasladada a los ámbitos personales, sociales y familiares.
Los docentes somos personas con una "exposición social" tremenda, alumnado, padres y madres, ... y tenemos que conocernos, trabajar nuestras frustraciones y emociones para poder desempeñar uno de los trabajos más difíciles, formar a los futuros profesionales de nuestra sociedad, médicos, ingenieros, agricultores, mecánicos, ... todos pasan por nosotros y solo con nuestra mejor versión, podremos formar a nuestro alumnado.
Nuestra salud, en todos los sentidos, es siempre, la base de todo, saber que para ello hay profesionales que nos ayudan y hay un sindicato como CSIF que se preocupa por nosotros es, sin duda, la mejor de las noticias.
Desde CSIF estamos a vuestro lado, defendemos vuestros derechos y, todavía más importante, te escuchamos.
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