Javier Copoví. /EPDA El 20,8% de los jóvenes entre 10 y 19 años padece algún problema de salud mental o emocional. España es el país es el país europeo con mayor prevalencia de este tipo de patologías en menores, y el suicidio es la principal causa de muerte entre la juventud española. Son datos muy duros que tenemos que afrontar y asumir como sociedad. Debemos buscar el fallo y sobre todo aportar soluciones para salvar a nuestras generaciones futuras.
En los últimos años, la salud mental se ha posicionado en el centro del debate. Poco a poco, ha abandonado el terreno de lo tabú para convertirse en una columna fundamental del bienestar social. Debemos normalizar ir al psicólogo como normalizamos ir al traumatólogo, o al cardiólogo. Y hemos dado muchos pasos, pero los datos demuestran que no suficientes.
La irrupción de los nuevos sistemas de comunicación, la tecnología, el mundo cambiante e incontrolable, las sucesivas crisis que hemos enlazado, la inseguridad, el miedo, el escenario de incertidumbre, las dudas sobre el futuro, las dificultades para la autonomía personal. Un mundo mucho más caótico del que venimos. Son sin duda alguna cuestiones que han contribuido a empeorar la salud mental de los nuestros jóvenes, y son deudas que todavía no hemos podido saldar.
Pero mientras buscamos solución a los grandes problemas, debemos aportar compromisos a corto plazo. Y el corto plazo es la creación de un sistema de apoyo psicológico que esté a la altura de las circunstancias. Debemos garantizar el acceso al psicólogo desde el sistema de salud pública y la colaboración público-privada, debemos normalizar el debate sobre la salud mental, y abogar la prevención, la sensibilización y la atención temprana. Dar herramientas para que se enfrenten a este mundo incierto. Dar apoyo, comprensión y fundamentos tangibles.
No podemos permitirnos una generación perdida, y no podemos abandonar a nuestros jóvenes a la ansiedad y la depresión, dos de los principales problemas que se identifican entre los menores de 20 años. Como sociedad, les debemos el compromiso de mejorar las cosas, y ya estamos llegando tarde.
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