El Servicio
Especializado de Atención a la
Familia y a la
Infancia (SEAFI) de Alboraya ha atendido a 47 familias,
afectando a 68 menores, y efectuando 11 programas de terapias y 36 programas de
orientación durante el segundo trimestre de 2013.
Las psicólogas de este servicio, Esther Fenellosa y Noelia Rodrigo, son las
encargadas de tratar a cada una de las familias que llegan a ellas a través de
una exigencia judicial que se impone a un menor, y por consiguiente a su núcleo
familiar, a acudir al SEAFI o a quienes voluntariamente llegan a los servicios
de Bienestar Social, ubicados en el número 33 de la calle Peris Aragó, de
Alboraya buscando ayuda.
Según apuntan las dos psicólogas del SEAFI, el cauce más común de la venida de
los beneficiarios del servicio es la llegada libre de las familias, que siempre
tienen que cumplir el requisito de contar en el hogar con un menor en estado de
exclusción, para recibir el apoyo psíquico.
Cuando las familias piden este soporte, en opinión de Fenellosa y Rodrigo, lo
hacen porque están en un momento de desesperación por diferentes motivos como,
por ejemplo, cuando un menor ha abandonado el domicilio familiar o existe
violencia dentro de la familia, entre otras razones.
Independientemente
de la forma en que las familias lleguen al SEAFI, antes de entrevistarse por
primera vez con las psicólogas, el primer paso que tienen que dar es acudir a
las trabajadoras sociales de Bienestar Social de Alboraya.
En la siguiente fase los trabajadores sociales se reúnen con las psicólogas
para elaborar un plan de acción e intervención y finalmente, con las
necesidades de cada cual delimitadas, las familias son tratadas principalmente mediante
dos posibles programas de ayuda: la orientación y la terapia.
La orientación
busca afrontar problemas de índole social cuando las familias pertenecen a
grupos en estado exclusión, conflictos educativos cuando existe la necesidad de
enseñarles, en algunos casos, cómo llevar una buena higiene personal y del
hogar; y enfrentar cuestiones psicológicas.
La terapia
familiar, a su vez, comienza con la evaluación de los estilos de relación y
funcionamiento familiar ante los problemas y la intervención directa de la
familia para mejorar el funcionamiento de esta misma.
La prolongación
en el tiempo de estos programas de ayuda es tan diferente como lo son los casos
de las personas que acuden a este servicio de atención familiar. No hay un tiempo mínimo,
medio o máximo establecido de tratamiento. Hay familias que tienen suficiente
acudiendo a un par de sesiones y otras que llevan más de seis años visitando
regularmente, cada semana o cada dos semanas, el SEAFI porque tienen problemas
cronificados, comentan las psicológas.
La regidora de
Bienestar social de Alboraya, Susana Cazorla, lamenta los continuos recortes en
las ayudas para este tipo de servicios que la Generalitat
Valenciana hace cada año.
En el segundo semestre del año Fenellosa y Rodrigo han contabilizado en su
registro 168 sesiones, de aproximadamente una media de una hora de duración,
con pacientes del SEAFI de Alboraya.
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