Teresa Ortiz. /EPDA Hoy quiero dedicar una mirada introspectiva hacia mi propia organización. Concretamente hacia la misión conjunta, la visión, los objetivos organizacionales, el uso positivo de la libertad individual de actuar en pos de la misión, el talento puesto al servicio de los objetivos y los códigos de disciplina interna que se tienen. Un conjunto de factores inherentes a cada organización y que la diferencian del resto de competidores en el mismo marco de actividad, soliendo resumir en una sola frase en qué nos diferenciamos de los demás (la llamada propuesta de valor). Estas definiciones claras son internacionalmente asumidas en el marco de las organizaciones, solo diferenciándose en el tipo de actividad en la que se opera y los marcos normativos internos que las rigen.
En Ciudadanos operamos en el marco político, por lo que nuestra misión es aportar soluciones a los problemas de las personas que forman parte de la sociedad desde la estructura legalmente indicada para ello en nuestro país, que es mediante una sistemática de partidos. Nuestra visión es que esa misión sea diferencial, fresca, regeneradora y alejada de la vieja política del bipartidismo, siendo útiles y clave en la esfera política del país, las CCAA y los municipios. Nuestros objetivos son generar mayorías suficientes propias y/o conseguir pactos de gobierno basados en proyectos de gestión y no de sillones como hace el bipartidismo, que permitan llevar a la sociedad las ventajas de nuestro proyecto y programa político, por medio de la suma de las capacidades y el talento de nuestros cargos públicos, afiliados y simpatizantes, así como poder convencer a los votantes para que confíen en nosotros y en fidelizar su confianza en el tiempo.
Hasta aquí, con los matices que cada uno quiera poner, creo que he definido bien lo que proponemos hacia el votante organizativamente hablando, en resumidas cuentas el "qué". Todas las organizaciones y mi partido no es una excepción tienen claro el qué, la clave del éxito es el llevar a buen término el "cómo". El cómo solo tiene un camino. Somos una organización transparente, que como buenos liberales apostamos por la libertad de opinar y actuar de cada integrante y que esa libertad se dirija siempre a la consecución de los objetivos. Además, apostamos por el talento y la meritocracia como fuente de reconocimiento de mérito y elemento impulsor del ascenso y la significación positiva en nuestra organización.
Esta manera de enfocar el funcionamiento interno que les explico, quizás en el mundo empresarial sea un proceder más extendido, si bien en la política hemos sido pioneros a la hora de hablar de ello e implantarlo. De hecho, llevamos años explicándolo y yendo por delante respecto a organizaciones políticas de otro signo que se estructuran más jerárquicamente rígidas o de modo más similar a organizaciones militares, en las que lo que cuenta es la familia política de la que uno proviene o si se es leal o no a unos determinados señores o señoras. No somos perfectos y habremos tenido nuestras desviaciones o nuestras épocas menos eficientes en ese sentido, pero hemos sabido reconducir hacia el marco organizativo que les estoy remarcando.
Creo sinceramente que no nos hemos equivocado en la definición interna del modelo por el cual intentamos cumplir nuestros objetivos políticos. El talento al servicio de la propia misión de la organización ha sido siempre nuestro lema y ha de seguir así. No obstante, como en todo sistema humano no existe la perfección y esta voluntad de estructurarse así choca con la naturaleza.
Ahora quiero centrarme en las situaciones meramente internas. Se dice muchas veces que la libertad y el derecho de unos y otros, comienza y termina cuando choca con la libertad y el derecho de los demás. En una organización humana compleja, como lo es un partido político, es clave que la libertad de todos se ejerza sin choques, el talento de las personas ajenas a uno mismo también se sepa reconocer y el comportamiento general obedezca a patrones de disciplina básica y no de marcialidad impuesta. Solo en estos casos, los sistemas basados en la libertad, talento y meritocracia funcionan. Para eso hace falta mucha humildad y mucho reconocimiento colectivo, que sé que tenemos y espero que tengamos siempre.
En definitiva, que mi partido Ciudadanos siempre ha puesto el talento y meritocracia como un elemento impulsor de la significación positiva, pero para que el proyecto salga siempre con éxito ese talento ha de ponerse al servicio de la misión de la organización y las personas han de ser capaces de identificarlo en sus semejantes, para evitar situaciones competitivas que no ayudan al cumplimiento de la misión, o quejas continuas de las mismas personas o procedimientos disciplinarios injustificados en muchos casos. El contrapunto son los sistemas militarizados de otros partidos, de los que desde siempre desde Ciudadanos hemos renegado justificadamente.
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