Eduardo Zaplana, durante su etapa como presidente de la Generalitat valenciana. EFE/Archivo
El abogado uruguayo Fernando Belhot, a quien se sitúa en el sumario del Caso Erial como testaferro de la red que al parecer habría dirigido Eduardo Zaplana para gestionar el dinero de los supuestos sobornos tras la privatización de las ITV valencianas, dijo ante el juez que Zaplana era el dueño del dinero.
Estas afirmaciones están incluidas en la parte del sumario del denominado caso Erial cuyo secreto ha sido levantado por la titular del juzgado de instrucción número 8 de València, y en el que se investigan delitos de cohecho, prevaricación y malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, fraude en la contratación, delito fiscal, falsedad documental, asociación ilícita para delinquir y pertenencia a un grupo criminal.
Durante una declaración ante el juzgado que instruye el caso, realizada el pasado 25 de enero mediante una videoconferencia desde Uruguay, el abogado reconoció que conoció a Zaplana en 2009 y que durante los años en los que estuvo gestionando los fondos de las empresas pantalla entregó a Zaplana unos 2,3 millones de euros, procedentes de distintas cuentas, según consta en el sumario al que ha tenido acceso EFE.
El abogado explicó que, durante una reunión junto con Zaplana, Joaquín Barceló y Francisco Grau, celebrada en 2009, le pidieron opinión para "optimizar fiscalmente" sus empresas inmobiliarias.
Afirmó que la figura del fiduciario "básicamente actúa por otra persona en su nombre y representación, y en algunos casos se hace en forma de contrato o negocio verbal, a fin de mantener la plena confidencialidad".
Señaló que en el presente caso "todos los acuerdos con los tres indicados fueron verbales" y que "no tiene nada firmado con Joaquín Barceló ni con Eduardo Zaplana".
El abogado explicó que fue Zaplana quien decidió el traspaso de fondos de la empresa IMISON a dos sociedades uruguayas, DISNEY y MISFEY, y "si bien en un principio se manifestó que el Sr.Barceló era quien tenía problemas fiscales por no haber declarado esos activos en España", con el tiempo Belhot reconoce que "se dio cuenta que la figura protagónica era el Sr. Zaplana, a quien consultaban continuamente".
IMISON es una de las empresas luxemburguesas donde supuestamente fueron a parar parte de los sobornos abonados a la red corrupta por la firma Sedesa.
Sobre este aspecto añadió que finalmente "le preguntó directamente a Zaplana si tenía algo que ver con las empresas" y este le reconoció que "él tenía la mayoría y ellos dos una pequeña cantidad y que no había querido aparecer como titular de esos activos financieros porque era una persona con actividad pública muy importante".
Dijo además que durante los nueve años que duró la relación entre ambos los contactos con Eduardo Zaplana nunca fueron por email ni wasaps, y tan sólo hablaba con él a través de un teléfono móvil o de su secretaria, Misouko Henríques.
El abogado uruguayo admitió también que gestionó activos financieros por importe de 7.955.000 euros y que "daba puntualmente noticia al Sr. Zaplana de las gestiones que realizaba con su dinero; unas tres o cuatro veces por año".
Afirmó además que "los honorarios pactados eran 0,75 % sobre el monto de lo administrado de forma anual", y que la rendición de cuentas anual se realizaba de forma verbal, "porque Zaplana nunca quiso tener constancia por escrito".
En su declaración, el abogado dijo que Zaplana le pedía "cantidades de retiro" que le hacía llegar normalmente a través del sistema de "cambios" que consiste en contactar con agentes de cambio, "que son intermediarios, y ellos se encargan, gracias a los contactos que tienen en todo el mundo, de proporcionar la entrega del dinero de manera personal en la jurisdicción donde se les pida".
Sobre este aspecto concretó que el 90 % del dinero que le envió a Eduardo Zaplana lo recibió en Madrid su secretaria Mitsouko, "a quien se lo entregaba algún contacto con el exterior, o incluso algún amigo o chófer del Sr. Zaplana"
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