Sergio López Alcóver. /EPDA El tiempo es lo más preciado que tenemos.
Es de las pocas cosas que, una vez consumido, no se puede recuperar.
Es un gran regalo que podemos dar a los demás y con una enorme gratitud disfrutamos del tiempo que los demás nos regalan.
El tiempo pasa y nosotros con él.
Según como lo gastemos aprenderemos más o menos, lo disfrutaremos o lo sufriremos, lo podremos compartir o lo gastaremos en soledad.
Pero nunca lo recuperaremos.
Por eso duele perder el tiempo.
Por eso duele ver como durante estos últimos años no se ha hecho nada en materia de vivienda pública y ahora, con dos periodos electorales seguidos, se quiere correr y demostrar que se pueden ofrecer soluciones al problema habitacional.
Pero el tiempo pasa. Y seguimos igual. Muchas palabras y poca acción. Un mal de nuestro tiempo.
Porque se ha dedicado el tiempo a otras cosas. Cosas que han ocupado mucho tiempo para seguir igual. Se han centrado los esfuerzos en saber como se puede seguir en los mismos puestos un poco más de tiempo. Puestos cómodos que quizá ahora se pierdan.
Y con el miedo se quiere hacer en poco tiempo lo que no hemos hecho a tiempo.
Ahora toca aumentar la oferta. Ejecutar vivienda con el adjetivo de asequible.
Desarrollar suelo lleva su tiempo. Que se otorgue una licencia lleva mucho tiempo. Construir vivienda protegida lleva su tiempo.
Desde el sector llevamos tiempo diciendo que no somos el problema, somos la solución. Que regalamos todo nuestro tiempo para sumar.
Pero es más fácil echarnos la culpa de lo que no se ha sabido hacer a tiempo.
El foco inversor está puesto en Valencia. Somos una ciudad atractiva. Una ciudad que, queramos o no, va a crecer.
De nosotros depende cómo queremos que crezca.
Pero sin perder más tiempo. Con una demanda al alza, una oferta a la baja y un inversor con ganas, los precios van a continuar subiendo.
Hay fórmulas. Hay suelo público esperando. Hay muchos profesionales listos para dar respuesta a este reto.
Falta empezar a girar la rueda.
Pero no o esperemos más, porque sí, esto, por desgracia, lleva su tiempo.
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