Con la campaña electoral los partidos políticos vuelven a presentarse ante la sociedad con sus respectivos programas, donde recogen sus propuestas sobre empleo, servicios sociales, infraestructuras o turismo.
Turismo. La capital del Camp de Morvedre tiene uno de los mejores cascos históricos y con algunos de los monumentos más importantes de la Comunitat. Además, cuenta con el posiblemente mejor conservado patrimonio industrial. Y, además, playas de primer nivel, con todos los distintivos que acreditan la calidad de sus aguas y los servicios.
Sin embargo, el turismo sigue siendo un quiero y no puedo, la gran asignatura pendiente. Por torpeza, miopía, pasotismo o incompetencia, por alguna o todas ellas, los partidos no han sabido desarrollar un proyecto global para la ciudad de los dos núcleos separados, pero complementarios, turísticamente hablando.
Sagunto, si nos permiten la simplificación, podría ser la suma de la monumentalidad de Xàtiva o Morella y la belleza de las playas de Gandia o Cullera.
Sin embargo, la vida comercial del casco histórico de la capital comarcal apenas existe y los restaurantes luchan por sobrevivir, a pesar del enclave tan privilegiado en el que se encuentran.
Las playas, por su parte, atraen turistas, pero la mayoría forma parte de un turismo estacional y residencial que apenas consume ni genera riqueza.
En ambos aspectos quedan muchas cosas por hacer para que el TURISMO, en mayúsculas, sea un motor económico de primer orden, que podría generar cientos y cientos de empleos que, en estos momentos, por esa miopía, torpeza, pasotismo e incompetencia -y habría que añadir, falta de altura de miras y, en definitiva, voluntad política- supondría una tabla de salvación para muchas familias que lo están pasando muy mal.
Los deberes, cuando no se hacen en su momento, tiene consecuencias graves en el futuro. Aunque los distintos concejales de Turismo han ido trabajando bien, lo que esta ciudad necesita es un plan ambicioso que supere el Plan de Dinamización del Producto Turístico y vaya más allá, sabiendo bien qué es lo que se quiere y actuar, en consecuencia, con determinación.
De lo contrario, Sagunto seguirá siendo un quiero y no puedo y Canet d’En Berenguer, una pequeña isla turística en el Camp de Morvedre.
Por cierto, que Canet d’En Berenguer y Sagunto deberían dejar diferencias localistas a un lado y trabajar decididamente de la mano para impulsar un proyecto turístico de sol y playa conjunto y que se complemente.
Es de absoluta vergüenza que en pleno siglo XXI y con la que está cayendo económicamente, ambos municipios se den la espalda turísticamente y vivan separados por la barrera de suciedad del río Palancia o por caminos entre naranjos que, para más vergüenza, frecuentan prostitutas sentadas en sillas, a plena luz del día y con los clientes parando entre naranjo y naranjo. Pero es esta problemática, la de la prostitución, otra cuestión para tratar en otra ocasión.
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